La violencia creciente, la inseguridad y la pobreza, así como la persistencia de prácticas políticas que limitan la participación libre de la ciudadanía en las elecciones, son los obstáculos centrales para la actuación exitosa del Instituto Federal Electoral (IFE) en materia de educación cívica.

El IFE actúa en un contexto desfavorable, en el cual va en declive el aprecio por la democracia, advierte el organismo en un documento con estrategias para impulsar la enseñanza cívica en los próximos cinco años.

El texto, que será dado a conocer la semana próxima al Consejo General del IFE para su discusión y eventual aprobación, fue elaborado con base en investigaciones internas y externas.

En éste también se plantea como obstáculo la frustración de la ciudadanía en su expectativa de protección por el Estado frente al abuso de poder de las autoridades y de terceros.

Para ejemplificar este punto detalla cifras oficiales y de organismos internacionales acerca del deterioro social: 44.23 por ciento de habitantes se encuentran en pobreza multidimensional; 23 millones tienen rezago educativo: 43.4 millones no tienen acceso a servicios de salud, y 68.9 millones a seguridad social.

Además, abundan las amenazas contra la seguridad y el estado de derecho: sólo los asesinatos relacionados con el tráfico de drogas en México pasaron de mil 800 en 2006 a 23 mil en 2010, según un informe de Washington Office on Latin America citado por el IFE.

También persisten las quejas por violaciones a los derechos humanos cometidas por las fuerzas encargadas de la seguridad pública.

Es decir, concluye el IFE, “estos problemas dificultan el arraigo y desarrollo de una cultura política democrática en el país. Son, asimismo, los obstáculos centrales para el éxito en la actuación del instituto en materia de educación cívica, en la medida en que el proceso formativo correspondiente no parte de un punto neutral en el desarrollo de las competencias necesarias para el ejercicio de ciudadanía.

Por el contrario, el instituto actúa en un contexto desfavorable por la aparente inconsistencia entre la realidad y el modelo que sirve de base a las competencias que interesa al IFE desarrollar, se advierte en la página 78 del reporte, titulado Estrategia nacional de educación cívica para el desarrollo de la cultura política democrática en México.

Agrega que el conflicto más grave asociado con un régimen que ofrece resultados magros en generación de condiciones para el ejercicio integral de la ciudadanía es la pérdida paulatina de aprecio por la democracia.

En consecuencia, el reto fundamental para el instituto es promover la modificación gradual de dichos obstáculos mediante la acción organizada de la ciudadanía, en ejercicio de sus derechos y capacidad de agencia, con apego a valores y reglas característicos de la convivencia cívica democrática.

Así, el organismo propone diversas vías para la construcción de ciudadanía y calidad de la democracia. Un objetivo es asegurar afluencia a las urnas, pero también a otras actividades públicas para una convivencia auténticamente democrática.

La alerta para el IFE no es menor, porque además de los factores mencionados conoce los efectos que podría traer una ola de desánimo, como la que se desarrolló en 2009, con movimientos que llamaban a no votar o a dejar la papeleta en blanco.

A eso se agrega la desmotivación grave, como ya ocurre en Chihuahua, donde los índices de participación ciudadana han sido inferiores a 30 por ciento, es decir, más de 70 por ciento de abstencionismo.

Marco Antonio Baños, consejero del IFE, se mostró optimista sobre lo que el organismo puede hacer en los próximos cinco años.

El IFE va en la ruta de fortalecer acciones que ayuden al ciudadano a tomar conciencia de la importancia de su participación en las elecciones, en el marco del sistema político vigente.

Sin embargo, advirtió, habrá serios problemas si los partidos políticos y sus candidatos insisten en relegar las propuestas y, en cambio, se quedan en el nivel de la descalificación, la filtración y otras acciones que no ayudan a alevar el nivel.

En el documento se detallan como factores limitantes problemas añejos en México, como el menor interés de los ciudadanos en la política, es decir, solucionar conflictos sociales con base en acuerdos.

A nivel general tampoco favorece a la tarea del IFE el modelo político mexicano, que preserva diversos límites para la participación ciudadana.

También son obstáculos la limitada representatividad de los partidos políticos y la persistencia de prácticas como el corporativismo y clientelismo político, así como inducción, coacción y compra de votos, agrega el organismo en el documento del cual tiene copia La Jornada.