México requiere de forma urgente realizar una transformación profunda en su política agrícola y emprender un nuevo arreglo social con los productores para enfrentar la escasez de alimentos que se vive y que, se prevé, aumentará en el mercado internacional en los próximos años, resaltó el investigador del sector rural Manuel R. Villa Issa.

En la búsqueda de la solución no tenemos ni para dónde voltear: producimos nuestros alimentos o tendremos que enfrentar problemas serios. No hablamos de que esto ocurra en las próximas décadas, sino en los siguientes dos o tres años, advirtió el especialista al presentar su libro ¿Qué hacemos con el campo mexicano?

El nuevo arreglo social que requiere el país –sostuvo– es en términos de producción, comercialización y transformación de los productos del campo para poder enfrentar en el futuro inmediato la escasez de alimentos que ya existe y que ha generado el crecimiento de los precios.

En la publicación precisa que México produce 1.7 por ciento del valor total de los alimentos del mundo; sin embargo, el consumo que tiene es de 2.4 por ciento, por lo que la diferencia se resuelve con importaciones que representan hasta un tercio del consumo nacional.

Brasil, nación semejante a México, comenzó hace 40 años un proceso inverso al que vivimos y actualmente tiene un consumo superior a cinco por ciento de la producción mundial de alimentos y produce ocho por ciento.

Situaciones similares a la de Brasil también las presentan Argentina y Chile. “Esos países han hecho lo que nosotros teníamos hace 40 años. ¿Dónde perdimos el camino y dónde lo encontraron ellos? Esas naciones definieron políticas muy claras y consistentes de largo plazo; nosotros lo perdimos –creo que definitivamente– en 1995, cuando se decidió desmantelar por completo los sistemas de producción del campo.”

Al delinear la tesis central de su libro, expuso que la principal meta en la transformación del sector productivo nacional tiene que ser lograr que el campo mexicano vuelva a ser el gran productor de alimentos que fue hasta hace cuatro décadas atrás.

Aunque las autoridades se resistan a reconocerlo, México ya enfrenta problemas para conseguir alimentos en el mercado internacional, y muestra de ello es el encarecimiento de los precios.