Las demandas del pueblo egipcio son legítimas, asegura el ejército
No recurriremos a la violencia contra nuestra gente
, dice en mensaje televisado
Martes 1º de febrero de 2011, p. 30
El Cairo, 31 de enero. En lo que podría resultar un momento crítico en el levantamiento popular contra el dictador egipcio Hosni Mubarak, el ejército señaló la noche de este lunes a los manifestantes que sus demandas son legítimas
y que los soldados no recurrirán a la violencia contra nuestro grandioso pueblo
.
En la víspera de una manifestación que podría llevar hasta un millón de personas a las calles, la declaración del ejército, transmitida en televisión nacional, pareció asestar un golpe significativo a las esperanzas de Mubarak de aferrarse al poder.
“La presencia del ejército en las calles es por ustedes y para asegurar su seguridad y bienestar –expresó la declaración–. Sus fuerzas armadas, que están dedicadas a asumir su responsabilidad de proteger a la nación y a sus ciudadanos, afirman que la libertad de expresión por medios pacíficos está garantizada para todos.”
Las protestas de este martes serán una prueba crucial del compromiso del ejército, el cual, si es sostenido, podría enviar al presidente Mubarak a la historia. Sin el apoyo de las fuerzas armadas, que han tenido una presencia imponente en las calles de El Cairo en días recientes, las probabilidades del presidente de superar la revuelta parecen remotas. Este lunes intentó una vez más volver la marea en su favor designando un nuevo gabinete.
Los nuevos ministros –entre ellos un remplazo para el muy temido y criticado ministro del Inerior– tomaron posesión de sus cargos, mientras decenas de miles de personas volvían a abarrotar la plaza Tahir, en el centro de la capital, en desafío al toque de queda decretado para las 15 horas, en el séptimo día de protestas en demanda de la caída de Mubarak.
Pese a la fuerte presencia militar en la plaza y en cruceros cercanos –con excepción de un tenso incidente casi al terminar la mañana, cuando unos soldados hicieron disparos al aire–, las relaciones entre uniformados y manifestantes en las horas del día fueron tranquilas y casi cordiales, en comparación con el desprecio hacia la policía, que trató de sofocar las protestas con letal brutalidad la semana pasada.
A unos metros de los tanques, en la esquina noroeste de la plaza, mientras un helicóptero militar describía círculos sobre la multitud, el maestro de inglés de secundaria Ahmed Mutawa, de 45 años, declaró: Queremos mucho al ejército. El ejército somos nosotros, es Egipto, son mis alumnos
.
Entre tanto, las autoridades detuvieron a seis periodistas que trabajan para el servicio en inglés del canal de televisión por satélite Al Jazeera. El canal informó que sus colaboradores fueron liberados luego de unas dos horas, pero que no se le había devuelto algún equipo de cámaras.
La extremada sensibilidad de las autoridades a la cobertura informativa amplia de las protestas fue puesta de relieve no sólo por los arrestos del personal de Al Jazeera, sino también por un gran cordón de protección tendido por tanques y personal del ejército en torno a la sede de la televisión estatal egipcia.
En partes de la ciudad, vigilantes ciudadanos ocuparon retenes colocados para evitar saqueos, los cuales comenzaron desde el retiro de la policía de las calles, luego de la letal represión del viernes.
Pero en la plaza Tahir, que se ha vuelto el centro simbólico de las protestas, muchos miles continuaban pasando junto a los tanques, muchos coreando ¡Cae, cae Mubarak!
y El régimen debe caer
.
Entre los manifestantes, el anestesista de hospital Tamer Al Masri, de 32 años y padre de dos niños pequeños, expresó: “¿Cómo puedo tener esperanza para mis hijos si gano 700 libras (egipcias, unos 120 dólares) al mes, de las cuales debo sacar 150 para electricidad y 110 para impuestos?
Las escuelas del gobierno son muy malas, pero no puedo pagar una escuela privada
, añadió.
Suzanne Saleh, madre de tres hijos, educada en Gran Bretaña, señaló que las presunciones de que la Hermandad Musulmana ganaría unas elecciones libres son sólo propaganda política de Occidente
. Añadió: “No me importa quién gobierne Egipto –musulmanes, cristianos o hasta judíos–, siempre y cuando tenga la estrategia correcta para el país”.
Sin embargo, no estaba claro cuánto tiempo podría continuar el estancamiento actual de la situación entre autoridades y manifestantes sin que el presidente caiga o se desencadene la represión generalizada que por ahora el ejército parece descartar. Una mujer que caminaba en la marcha dijo: el rey Farouk se fue en una noche. ¿Qué pasa aquí?
Ahmed Mohammed, de 55 años, señaló que muchos de quienes marchaban eran profesionistas de clase media, o incluso media alta, y añadió que esperaba que millones de personas
desborden la plaza este martes.