Carlos Reinoso llegó con buen ánimo, aun cuando antes tuvo que apagar su cigarrillo para entrar al área de prensa en las instalaciones del América. Es que luego me regañan, dijo mientras daba las últimas caladas profundas y se enfilaba al estrado con una amplia sonrisa.

El club respira aliviado tras las dos victorias consecutivas, primero ante Atlas y luego con San Luis, y trata de olvidar el arranque atropellado en este torneo en el que no ganó ningún partido en las primeras tres fechas. El equipo estaba presionado porque no vencía y con esos dos triunfos nos quitamos la presión, señaló.

Las Águilas no han jugado bien, pero los buenos resultados ahí están, esgrimió convencido, a pesar de que sabe que la afición exige un futbol más ambicioso, más agresivo. Sobre todo cuando el que los dirige es el autonombrado americanista número uno.

Los técnicos no somos magos, soltó Reinoso sin dejar de lado que apenas lleva 10 días al frente del plantel. Sin embargo, el cambio de actitud es notorio. Los jugadores han asimilado de buen modo la llegada del timonel chileno y, según comentó, han entendido su propuesta futbolística.

Están conscientes de que la culpa por la falta de resultados no era del entrenador anterior (Manuel Lapuente), sino de ellos mismos, dijo Reinoso.

El mensaje que el andino ha tratado de transmitir a sus pupilos es apenas una sentencia de buena voluntad y motivación: cada pelota tiene que disputarse a muerte. Sólo eso y en dos duelos, dos resultados favorables: Un 2-0 al Atlas, en el Jalisco, y un 3-0 a San Luis, en el estadio Azteca; el primero es líder del torneo, el segundo estaba invicto.

Tenemos que mejorar en los futbolístico, pero eso será en el trabajo diario, dijo Reinoso, y puso de ejemplo la manera como el club amarillo juega en su propio terreno sin sacarle provecho.

La cancha del Azteca es larga y grande, de repente corremos más que los rivales, y hay que hacer que a ellos les pese más nuestro campo, sostuvo.

Aunque Reinoso es uno de los promotores del juego ofensivo, se mostró cauto con lo que ha hecho hasta ahora con el América. En el futbol actual, aseguró, es importante la línea delantera pero siempre con énfasis atrás, en una zaga sólida. Un equipo ofensivo, según la concepción del entrenador, ataca del medio campo hacia arriba.

Aún falta trabajo para ver esas Águilas, indicó, y para conseguirlo deberán sumar más minutos de entrenamiento disciplinado y tiempo de juego. Paciencia en el crecimiento, pero jamás en los resultados, aclaró de inmediato.

Aquí hay que ganar o ganar, precisó, porque la afición americanista, con la que tienen una deuda añeja, tampoco es paciente. No si le van al azulcrema. Nosotros tenemos que brindarnos al máximo y dar resultados inmediatos.

Pasados los días aciagos del arranque del torneo, para Reinoso los deportistas profesionales sufren cierta desmemoria competitiva. Los malos resultados de ayer, ya no existen en el hoy.

Yo vivo el día a día, el ayer se acabó. El hoy es lo que importa. Los deportistas vivimos así, y eso lo aplicó a la tranquilidad de las victorias frescas de esta semana. Ahora la presión se llama Querétaro, un equipo que dirigió Reinoso y lo salvó del descenso.

Todavía me deben el dinero de esa salvación, pero estoy muy agradecido con la gente de los Gallos y con su afición, pero para Reinoso no existen sentimentalismos por enfrentar a su ex equipo: Voy a defender al América como lo hice con Gallos.