Sábado 12 de febrero de 2011, p. a16
Vibra el año Mahler. El mundo musical celebra durante todo este 2011 el bicentenario de Franz Liszt y el centenario luctuoso de Gustav Mahler.
El sábado anterior, La Jornada documentó el más reciente episodio de este devenir, cuando sir Simon Rattle cimbró la web con la Tercera Sinfonía de Mahler, transmitida en vivo a toda el planeta por Internet.
El nuevo episodio ocurrirá esta noche y mañana al mediodía, en la Sala Nezahualcóyotl (Insurgentes Sur 3000, entre Perisur y Rectoría, Ciudad Universitaria), cuando la Orquesta Filarmónica de la UNAM (la OFUNAM), interprete, precisamente, la Tercera Sinfonía de Mahler.
Hora y media de música: intensidad, polifonía, emoción al límite.
Los estudiosos de Mahler gustan detenerse en esta sinfonía en un punto fascinante: Mahler la tituló originalmente La gaya ciencia, igual que el libro de Friedrich Nietzsche, a quien admiraba profundamente y conocía a fondo. Cuando se publicó, en 1872, El nacimiento de la tragedia del espíritu de la música, Mahler participó en las intensas polémicas y avivó la conmoción que en el mundo de la música causó tal publicación nitzscheana.
Uno de los libros más recientes sobre el compositor austriaco es el que escribió José Luis Pérez de Arteaga (la portada se reproduce en esta página), quien lanza: luego de sumergirse en reflexiones profundas con los textos de Nietzsche, Gustav Mahler llegó a una concepción casi budista
de la naturaleza humana y divina. Y esa visión, escribe el musicólogo, gravita en la Tercera Sinfonía.
Lo cierto es que Mahler tomó un fragmento de Así hablaba Zaratustra para que lo cantara la contralto solista en el cuarto movimiento, lo que la noche me dice: la noche es profunda, profundo es el dolor. El placer es más intenso que el sufrimiento
. Y en la hora y media que dura la partitura, pone en música la dialéctica de lo apolíneo y lo dionisiaco.
Ocasión inmejorable, la de este noche de escuchar en vivo esta música de profundidad y arrebato. Apolínea y dionisiaca.
La noticia más fresca en el territorio de las grabaciones discográficas es el Mahler de Pierre Boulez, quien completa su ciclo mahleriano con Des Knaben Wunderhorn ( el ciclo de canciones del que también se nutre la Tercera Sinfonía) y el Adagio de la Décima Sinfonía, la obra póstuma. Magdalena Kozena pone en vida, con el barítono Christian Gerhaher, los lied respectivos.
Otra novedad mahleriana es el devedé, también de la Deutsche Grammophon, titulado Bernstein’s Mahler: una suerte de sinfonía monumental armada con un movimiento de cada una de ellas. Más de dos horas de música de Mahler en una sola sesión.
Y también son asequibles otras versiones, en audio y en video. Y documentos extraordinarios como el documental Gustav Mahler conducting Mahler (portada de arriba a la derecha, en esta página), que resuelve interrogantes capitales en el insondable mundo de la relación vida/obra del autor multicitado.
¿Más opciones de la Tercera Sinfonía? La de Riccardo Chailly con la Royal Concertgebouw Orchestra, o la de Zubin Mehta con la Filarmónica de Los Ángeles, o la de George Solti, la de Giuseppe Sinopoli, Claudio Abbado...
Por delicia, por fortuna, inabarcable la creciente discografía mahleriana.
Pero nada como escuchar esta música en vivo. Esta noche y mañana al mediodía, en la Sala Nezahualcóyotl, es la ocasión.