Berlín, 16 de febrero. Las historias que se cuentan en el cine a partir de las atrocidades cometidas por el régimen nazi durante la Segunda Guerra mundial no dejan de producirse.

Parece inevitable que la Berlinale año con año presente alguna producción alemana que toque el tema del nacionalsocialismo y los judíos.

En esta ocasión, Mi mejor enemigo, aunque está fuera de competencia, no fue la excepción. Con la garantía de la estrella del cine alemán Moritz Bleibtreu (El experimento; Corre, Lola, corre; Partículas elementales y Munich), la cinta del director austriaco Wolfgang Murnberger promete convertirse, como otras de la misma tónica, en éxito comercial.

La historia se desarrolla en Viena en 1930, antes de la llegada de los nazis a Austria.

Para tranquilidad de Mussolini, Hitler requiere un cuadro de Miguel Ángel, cuyo original está en posesión de los galeristas Kaufmann. Víctor Kaufmann (Bleibtreu) es el hijo del acaudalado galerista judío y ahora está al frente del negocio del arte.

El encargado de recuperar el cuadro es un amigo de la infancia; de hecho, un mejor amigo del joven.

Este amigo, Rudi Smekal (Georg Friederich), se ha alineado a las filas del Partido Nacional Socialista con la intención de hacer carrera. No hace falta ahondar en la falta de escrúpulos con que se retrata al ya mejor enemigo.

Los Kaufmann van a parar a campos de concentración, pero la recuperación del Miguel Ángel resulta no sólo complicada, sino imposible.

En competencia se presentó Un mundo misterioso, del argentino Rodrigo Moreno, quien recibió hace cinco años –con El custodio– el premio Alfred Bauer, instituido en honor del fundador de la Berlinale, galardón que se otorga a la innovación y búsqueda de nuevos lenguajes en el cine.

Un mundo misterioso es su segundo largometraje. Dieter Kosslick había anunciado el nuevo trabajo de Moreno como un elogio a la lentitud… y no se equivocó. Considerado ya aquí como retrato de la absoluta apatía, esta lentitud de un mundo misterioso fue recibida con los primeros abucheos escuchados en la Berlinale.

La historia narra el periplo que sigue un hombre una vez que su pareja le pide que hagan una pausa en su relación… ¿Y ahora qué hago?... Nada. Y el protagonista de un mundo misterioso, Boris, a eso se dedica… a no hacer nada.