Los problemas ambientales y de salud que ha generado la contaminación por arsénico en las fuentes subterráneas de agua en el municipio de Zimapán, Hidalgo, son producto de una deuda histórica de las empresas mineras, que por siglos han explotado los jales mineros, afirmaron activistas.

Juan Carlos Ruiz Guadalajara, investigador del Colegio de San Luis, expuso en entrevista que el municipio hidalguense es un “ejemplo claro de abandono y sobrexplotación.

El caso de Zimapán es trágico, pues no obstante la evidencia de tiempo atrás de los graves efectos y contaminación de la actividad minera en el lugar, no ha existido un programa, no sólo para remediar, sino para atenuar los efectos, dijo.

Los datos que existen son contundentes y están más que corroborados por varios estudios, apuntó el también miembro del Frente Amplio Opositor a la Minera San Xavier, en San Luis Potosí.

Por separado, Fernando Bejarano, director del Centro de Análisis y Acción en Tóxicos y sus Alternativas, coincidió en que los costos de la actividad minera en la región se trasladaron a la población en materia ambiental y de salud pública.

El investigador señaló que la propia Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades, reconoce que el arsénico está ligado a problemas de cáncer de piel e hígado.