Desde hace dos años unos discos rojos se distinguen entre la maraña de cables y antenas de las azoteas de México. No son muy grandes, pero esconden la mayor disputa de los gigantes de telecomunicaciones en el país.

Teléfonos de México (Telmex), de Carlos Slim, y el consorcio Televisa, que preside Emilio Azcárraga Jean, están en pleito por el negocio de la televisión de paga, al que la telefónica no ha podido entrar por limitaciones en su título de concesión.

Hace días Televisa pidió a la Comisión Federal de Competencia investigar la participación de Telmex en Dish, la compañía de televisión de cable de los discos rojos.

Formalmente Telmex actúa como intermediario para el cobro de los servicios de Dish a través del recibo telefónico. Pero Televisa no mira con buenos ojos a ese competidor.

La firma, conformada en 2009 por MVS y Echostar, ha logrado captar gran número de suscriptores rápidamente, en especial en estratos medios y bajos, con tarifas mucho menores a las de Sky o Cablevisión, que pertenecen a Televisa.

La compañía de televisión satelital apunta ahora a sectores de mayor poder adquisitivo, en su mayoría suscriptores de Sky, con nuevos paquetes que incluirían acceso a canales de televisión abierta, entre ellos los de Televisa.

Ofrecer televisión de paga es objetivo de Slim, pero hasta ahora no ha podido por las limitaciones del título de concesión, que le otorgó el gobierno cuando privatizó hace dos décadas la empresa pública de telefonía.

En medio de la disputa con Televisa, el conglomerado de Slim decidió esta semana dejar de anunciarse este año en Televisa, el mayor grupo de medios de comunicación en español. Según el portavoz de Slim, Arturo Elías Ayub, la decisión se debió a que no hubo acuerdo sobre las tarifas.

Pero nadie ignora que atrás hay mucho más que la discusión de una pauta publicitaria. Telmex lleva años pugnando por cambios a su título de concesión, que le permita ofrecer servicios de televisión de paga.