El historiador da a conocer su antología Textos de la Revolución Mexicana
De esa lucha debemos tener la idea de ser un Estado con fundamentación popular, dice
El cambio no debe reducirse a la alternancia, sino ser instrumento de una renovación auténtica
Viernes 25 de febrero de 2011, p. 3
Existen dos mandatos de la Revolución que siguen vigentes: mejorar la democracia y acabar con la injusticia social; este último debe ser el objetivo fundamental de nuestro siglo
, considera el historiador Javier Garciadiego.
En entrevista con La Jornada a propósito de la publicación del libro Textos de la Revolución Mexicana, el también presidente de El Colegio de México, señala que a un siglo de esa gesta “nos debemos quedar con la idea de ser un Estado con fundamentación popular, social, es decir, buscar la gran alianza entre la clase media gobernante, obreros y campesinos.
A lo mejor se perdieron esas bases en los años recientes, pero hay que restablecer esa alianza y fortalecerla, porque es de lo más importante que nos dio la Revolución.
El especialista agrega que en el proyecto revolucionario original los interesados en la democracia “no eran la mayoría. Madero y los maderistas sí, pero Carranza, Obregón y Calles no, en el sentido pleno del término, querían un gobierno eficiente, no democrático, ciertamente autoritario.
“Tampoco Zapata y Villa, pues ellos querían una democracia directa, digamos local. No pensaban en la construcción de un país democrático. Entonces, la democracia es un ideal de los primeros meses de la Revolución y de los primeros contingentes.
Por eso, cuando se habla de los ideales de la Revolución hay que especificar en qué región, en qué contingente y con qué caudillo. Para este siglo XXI lo que nos queda es mejorar nuestra democracia, acabar con la injusticia social.
Gesta que envejece
Javier Garciadiego detalla que “por razones biológicas, la Revolución cada vez se nos va envejeciendo, la definición del México contemporáneo depende de otros factores, pero sin duda la gesta revolucionaria es el proceso determinante del Estado mexicano del siglo XX.
“Siempre vamos a ser un país que tuvo una revolución en su origen, pero también nos influye en la actualidad el determinante geográfico, la vecindad con Estados Unidos, el ser un país productor de petróleo, el haber entrado a un proceso de democratización desde finales del siglo XX, tal vez desde 1988.
¿Qué nos queda de la Revolución? Es difícil decirlo en términos generales. Hay sectores sociales donde el impacto es mayor. No es el mismo imaginario popular de la Revolución para el campesino de Morelos que para un comerciante de Guadalajara o para un viejo de Durango que vivió o recuerda algunos hechos, que para un joven de Aguascalientes. Decimos que compartimos una herencia común, pero eso es relativo.
El nacionalismo es otro concepto que nos dejaron los acontecimientos de hace cien años, que en la actualidad está deslavado
. Fue un fenómeno típico del siglo XX, pero ya para el XXI las condiciones son otras. Se trata de un concepto que hay que afinar, repensar, porque las condiciones son otras en un mundo mucho más globalizado
.
Garciadiego apunta que hoy día se pueden dar cambios políticos en México, de manera pacífica, mediante procedimientos electorales. Pero una vez realizados lo que hace falta es convertir ese cambio en una palanca de desarrollo y que no se quede en la mera alternancia, es decir, el cambio no como fin, sino como instrumento de una renovación auténtica. Mientras podamos, hay que seguir al proceso electoral, pero que el cambio no se reduzca a eso, tenemos que hacer transformaciones profundísimas, sobre todo en materia de justicia social
.
Libro para estudiantes de AL
Textos de la Revolución Mexicana fue editado por Biblioteca Ayacucho, una de las editoriales emblemáticas de Latinoamérica, con sede en Venezuela. Fue concebido para ser libro de texto para escolares que estudien ese periodo histórico.
“No es un libro estrictamente mío, es una antología de textos revolucionarios, la tercera que publica Ayacucho sobre temas nacionales. Es una gran oportunidad para que los estudiantes latinoamericanos conozcan de esta manera la Revolución. Cuenta con una introducción de unas 100 páginas y luego los documentos que ocupan otras 500, ambas partes enlazadas
Cubre desde finales del porfiriato hasta finales de 1920, que es cuando considero que ya se consolida el Estado revolucionario, cuando deponen las armas los grandes ejércitos revolucionarios y donde se establece el pacto entre las clases medias revolucionarias con los sectores populares que hicieron la gesta. Contiene documentos políticos, sociales, militares, legales, planes, programas, textos legislativos, fragmentos literarios y crónicas periodísticas
, concluye Garciadiego.
El volumen forma parte de la Colección Clásica, que a la fecha lleva 247 títulos, integrada por autores como Juan Rulfo, Justo Sierra, Miguel León-Portilla, Carlos Fuentes, Leopoldo Zea, Alfonso Reyes, Mariano Azuela, José Vasconcelos, Sor Juana Inés de la Cruz y Ramón López Velarde, entre otros destacados escritores e intelectuales mexicanos.
La Biblioteca Ayacucho es considerada una de las experiencias editoriales más importantes del continente. Fue creada en 1974 como homenaje a la batalla que en 1824 significó la emancipación de América. Desde su fundación ha promovido la necesidad de establecer una relación dinámica y constante entre lo contemporáneo y el pasado americano, a fin de revalorarlo críticamente con la perspectiva de nuestros días.