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Revuelta en Magreb y medio oriente

¿Quién se cree Kadafi, un león que nos dispara como a ratas?: civiles

En Tobruk, el pueblo manda y el ejército obedece, dice un coronel
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Armas en Albayda, tercera ciudad en importancia de Libia, ubicada en la zona esteFoto Ap/Xinhua
The Independent
Periódico La Jornada
Viernes 25 de febrero de 2011, p. 31

Todavía con el vértigo del triunfo por haber hecho huir a las fuerzas libias, los manifestantes se agolpan a la entrada de la estación central de policía de Tobruk, que incendiaron hace unos días. En un patio trasero están arrumbadas las patrullas achicharradas, mientras algunos activistas corren por pasillos oscuros, que el yeso y otros escombros que caen vuelven traicioneros.

Afuera, la gente corea consignas de repudio al coronel Muammar Kadafi, el vilipendiado líder libio, a quien acusan de volcarse con saña contra su propio pueblo.

¿Quién se cree, un león que nos dispara como a ratas?, dice una pancarta, en referencia al desafiante discurso del coronel hace unos días, cuando se negó a dejar el poder.

Como muchas partes de Libia, la ciudad costera nororiental de Tobruk está ahora en manos de los opositores y los militares, que han desertado en masa. Pero conforme la euforia decrece, la tarea ahora es restablecer alguna semblanza de orden y prevenir que el país se sumerja en una guerra civil sangrienta y prolongada.

Los manifestantes han formado comités civiles encargados de restaurar algo de normalidad en Tobruk. Más de 20 comités han recibido las misiones de resguardar instalaciones esenciales, distribuir comida, recoger armas robadas en saqueos, ayudar a que se reabran los negocios, y muchas más.

A la cabeza está el general Solimán Majmud, antiguo oficial del ejército que desertó a la oposición luego de ver la carnicería que las fuerzas del coronel Kadafi perpetraron en Bengasi, la mayor ciudad del este de Libia.

“El pueblo manda en esta ciudad, y ahora el ejército está con el pueblo –dijo a los reporteros el coronel Rashid Seinini, alto oficial de Tobruk–. El ejército hace lo que el pueblo quiere.”

En las afueras, los comités han reforzado la guardia en la única refinería petrolera de la ciudad, ante la creencia de que los esbirros de Kadafi planean atacar la instalación desde hace dos días. También han suspendido las exportaciones petroleras, en parte porque el régimen podría intentar bombardear las refinerías, dicen, pero también por miedo de que los ingresos terminen en los bolsillos del gobernante.

Otros comités trabajan con emigrantes en el vecino Egipto para introducir medicinas y alimentos, en tanto los bancos reabrieron por primera vez desde que empezaron las protestas. Radio Libia Libre, una estación local, ha llamado a los activistas a devolver las armas capturadas a la policía durante los enfrentamientos de la semana pasada. Un 90 por ciento de estas armas –en su mayoría granadas y rifles Kalashnikov– han sido devueltas, informó Abubakir Hussein Zaki, prominente activista. Ahora son redistribuidas a los guardias de seguridad y los militares en preparación a la defensa frente a una nueva represión.

No está claro aún si los comités formarán la base de un futuro gobierno civil en caso de que Kadafi deje el poder. Ellos afirman que no han pensado aún en darse una organización política, sino sólo en liberar a Libia. En nuestra mente no hay nada más por ahora; nuestro único deseo es que ese criminal se vaya del país, dijo Asan Abdel Rafig, líder de un comité.

Las deserciones en masa y las ganancias territoriales de los opositores han hecho tambalear al régimen. El coronel Ahmed Ashur Eshbis, ex oficial de inteligencia, se unió a la oposición hace dos días.

Los manifestantes creen que es sólo cuestión de tiempo para que el régimen se derrumbe, pero temen nuevos baños de sangre.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya