l republicano Mike Pence, de la Cámara de Representantes, presentó una iniciativa para cortar los fondos federales que se destinaban a Planned Parenthood of America (PPA), organización que comenzó hace 95 años cuando Margaret Sanger, una enfermera neoyorquina, fue a dar a la cárcel por ofrecer los primeros servicios de control natal
en el continente. Eran tiempos en que el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos estaba ligado a reivindicaciones como el derecho al divorcio y al voto femenino.
Históricamente, Planned Parenthood of America ha sido blanco de ataques muy violentos, los cuales también se han perpetuado hacia otros países de su red internacional de pertenencia: la International Planned Parenthood Federation (IPPF), cuyo miembro en México es Mexfam. La PPA ofrece en EU servicios integrales de salud sexual y reproductiva que incluyen anticoncepción y nuevas tecnologías para mujeres y sus parejas, consejería y educación sexual integral para adolescentes, prevención y detección del cáncer cérvico uterino, de ITS, de VIH/sida y de VPH.
También brinda servicios de aborto seguro desde 1973, después del caso Roe versus Wide, en que el derecho a la privacidad se extendió para que las mujeres estadunidenses pudieran acceder al aborto, lo cual costó que algunos de sus médicos fueran asesinados por los defensores de los no nacidos
o pro-lifers
(grupos pro-vida). En los años 80 del siglo anterior sobrevivió pese a las políticas anti-choice y de castidad para adolescentes impulsadas por Mr. and Mrs. Reagan y, en la primera década del presente siglo, PPA resistió los embates de George W. Bush y los congresistas republicanos, quienes congelaron los fondos internacionales para la salud reproductiva y suspendieron el financiamiento federal a los servicios de aborto en Estados Unidos. Hasta hoy, PPA mantiene servicios de salud reproductiva con fondos federales y ha logrado sostener los servicios de aborto con fondos de donantes particulares y activistas. Médicos y personal de salud de los centros de PPA siguen siendo víctimas de los pro-lifers, en la era de Bush recibieron 40 bombazos, 406 actos de acoso, 112 asaltos, tres secuestros y 16 intentos de asesinato.
Los pro-lifers, a quienes nunca les han preocupado las madres embarazadas ni violadas, tampoco el destino de los hijos no deseados, han difundido mentiras sobre supuestos efectos traumáticos y hasta cancerígenos en quienes se realizan un aborto. Pero desde 1989, la American Psychological Association y la American Psychiatric Association concluyeron que el aborto legal no crea daño sicológico. Algunos efectos emocionales del aborto son relativamente benignos: representa una experiencia de maduración para algunas mujeres, la mayoría tendrá hijos más tarde, quienes acceden a un aborto suelen tener mayor autoestima que las que se niegan a terminar un embarazo no deseado, el efecto depresivo post-aborto es menor (se presenta en 20 por ciento de casos) que el efecto post-parto (en 70 por ciento). Seis meses después del aborto la experiencia se asimila, sin embargo, 95 por ciento de quienes dieron en adopción un hijo no deseado presentan angustia y sentimientos de pérdida, hasta 15 años después de haberlo hecho. Otros estudios longitudinales reportan baja calidad de relación a lo largo del ciclo de vida, entre madres e hijos no deseados. Los factores relacionados con efectos sicológicos severos del aborto son: retraso al solicitar el aborto, aborto forzado ante un embarazo deseado, depresión y problemas siquiátricos prexistentes, percepción conflictiva hacia el aborto y situación de ilegalidad.
El más reciente número de New England Journal of Medicine reporta un estudio longitudinal que demuestra que no hay evidencia de problemas mentales post aborto. Se estudió a mujeres danesas que se realizaron por primera vez un aborto en el primer trimestre del embarazo en comparación con quienes tuvieron su primer hijo durante 1995 y 2007. Se encontró que la tasa de contacto siquiátrico no varía al comparar nueve meses antes y 12 meses después del aborto, y sin embargo aumenta en las mujeres que dieron a luz un hijo (Trine Munk-Olsen et al, N Eng J Med 2011, Jan 27; 364 (4): 332-339).
Anualmente 3 millones de mujeres, hombres y adolescentes obtienen servicios médicos y de salud reproductiva en los centros de PPA, más de 1.2 millones de adolescentes reciben educación sexual, un millón de mujeres, hombres y adolescentes de otros países reciben servicios en sus programas de apoyo internacional y más de 15 millones recibe información y orientación en uno de los más didácticos portales electrónicos de la red: www.plannedparenthood.org.
El presidente Obama suspendió en el tercer día de su mandato la ley mordaza, la cual prohibía el financiamiento y la defensa del aborto en el mundo. Sin embargo, la nueva mayoría de republicanos alcanzada en las votaciones intermedias ha fortalecido a las huestes fundamentalistas. Hoy buscan terminar con los servicios de las clínicas de PPA, un mes después de rechazar la iniciativa de Obama para el acceso universal a servicios de salud. De eso se trata, de limitar los derechos de quienes tienen menores ingresos: los hispanos y la gente de color. La reforma no contempla qué pasará con las 1.85 millones de mujeres pobres que reciben servicios médicos y de salud reproductiva en las clínicas de PPA, pero nos confirma que el racismo y el clasismo están detrás del persistente ataque contra los derechos sexuales y reproductivos.
Nota: Felicitaciones a Joaquín Vargas por saber rectificar y un abrazo a Carmen Aristegui por su regreso.