Hollywood. Hasta este domingo el británico Colin Firth era, sobre todo, un atractivo actor secundario, aún cuando desde hace un año venía olfateando el Óscar, premio que llegó a sus manos en su segundo intento gracias a la encarnación del rey Jorge VI de Inglaterra.

El actor, de 50 años, obtuvo el trofeo a mejor actor después de una temporada de premios en Estados Unidos, donde arrasó en todas las ceremonias de la industria del cine y los Bafta en Gran Bretaña. Es un gran honor, posiblmente el más grande que haya tenido, comentó Firth al agradecer a todo su equipo.

El año pasado Firth también había logrado su primera nominación al premio de la Academia en Hollywood, debido a una inesperada colaboración con el diseñador convertido en cineasta Tom Ford, quien ubicó a Firth en ese pedestal de la industria donde se reciben ofertas de protagónicos.

A veces uno se siente como ese particular rey en momentos como estos, bromeó cuando un grupo de personas se acercó en enero a la entrada del bar PignWhistle de Hollywood, donde recibió su estrella en el paseo turístico de Los Ángeles.

Firth bromeaba en el pasado con que su carrera se reducía a una escena de una versión televisiva de 1995 de la novela de Jane Austen Orgullo y prejuicio, en la que su personaje, Fitzwilliam Darcy, aparecía con una camisa blanca.

Hollywood. Natalie Portman fue una niña cándida desde que empezó a hacer cine a los 12 años, y demostró una madurez extraña en Hollywood cuando decidió sacar un título en sicología en Harvard, carrera que sin duda le sirvió para construir a la paranoica bailarina de Black swan.

Este domingo confirmó todos los pronósticos de los expertos en premiaciones. La artista, de 29 años, se llevó el Óscar a mejor actriz por su protagónico en el thriller ambientado en el mundo del ballet Black swan, un filme de Darren Aronofsky, con quien Portman había hablado de hacer esa cinta hace 10 años.

Soy afortunada al hacer este trabajo y por haber tenido esta oportunidad, dijo Portman, antes de emocionarse hasta las lágrimas al saludar a sus padres y su amor, el coreógrafo francés Benjamin Millepied, el primer bailarín del Ballet de Nueva York, con quien espera su primer hijo.

Natalie Hershlag nació el 9 de junio de 1981 en Jerusalén. Cuando, ya de niña, la hija única de un médico y una actriz empezaba a interesarse por una carrera artística, sus padres decidieron cambiar su apellido por uno más fácil, el Portman de su abuela.

Para encarnar a Nina, Portman, naturalmente una chica menuda de 1.60 de estatura, perdió cerca de 10 kilos y durante un año se comprometió a aprender ballet, disciplina que la puso a las órdenes de Millepied.