Nuevo ataque al sindicalismo
n el año 1935 el presidente Roosevelt y el Congreso de Estados Unidos dieron a los trabajadores un arma para la negociación colectiva con los patrones gracias al Decreto Nacional de Relaciones Laborales. Mediante ese decreto fue posible que más de 5 millones de trabajadores, de diferentes sindicatos de industria, defendieran sus derechos laborales por medio la negociación colectiva, y de ser necesario con la huelga cuando no obtuvieran condiciones justas de trabajo. En 1947 la enmienda conocida como Taft-Hartley derogó de facto la negociación colectiva dando a patrones el recurso de negociar las condiciones laborales en forma individual. Con esa enmienda se debilitó la capacidad negociadora de los sindicatos y, en última instancia, la posibilidad de sus agremiados de obtener mejores condiciones de trabajo. Fue un parteaguas
en las relaciones laborales que sentó bases para la erosión paulatina de la membresía de sindicatos. Medio siglo después, los gobernadores de los estados de Wisconsin, Indianápolis y Ohio pretenden reditar ese episodio. Esta vez, por conducto de leyes que restringen la capacidad de negociación colectiva de trabajadores al servicio de sus respectivos estados, principalmente de los maestros. En opinión de los gobernadores, los beneficios que reciben los asalariados del sector público han sido la causa principal del déficit fiscal y usan ese pretexto como excusa para negar a los trabajadores la posibilidad de negociar en forma colectiva sus condiciones laborales.
De acuerdo con un sondeo de opinión efectuado principalmente entre trabajadores del sector privado en Wisconsin, la mayoría de los encuestados considera injusto que quienes trabajan en el servicio público tengan mejores condiciones salariales y beneficios. De sus respuestas se puede concluir que lo importante no es que todos los asalariados en conjunto tengan mejores condiciones laborales, sino que quienes las han alcanzado las pierdan. Si la estrategia fue enfrentar a los trabajadores de un sector con los del otro, ésta ha dado sus frutos. Hasta ahora hay un impasse en los congresos de esos estados que en última instancia son los responsables de aprobar las propuestas de sus respectivos gobernadores. Los legisladores del Partido Demócrata se niegan a participar en las sesiones en donde se discuten dichas propuestas, por lo que no se ha reunido el quórum necesario para ello.
Está por verse si la situación actual se extiende a otros estados de esa nación y si la protesta de los trabajadores se generaliza también. Según opinión de algunos comentaristas en los medios de opinión pública, la estrategia es debilitar a sindicatos que contribuyen con el Partido Demócrata. En todo caso, pudiese ser un nuevo parteaguas en las relaciones laborales. La pregunta es: ¿hacia qué lado se inclinará la balanza en esta ocasión?