La movilidad en el Distrito Federal se ha enfrentado a insuficiencias tanto en los modos de transporte como en la red vial disponible, y su principal característica en la última década ha sido el desorden en el que ha crecido, precisa un estudio elaborado por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC), de la UNAM.

El texto, elaborado por los investigadores Arsenio González Reynoso y Óscar Torres Arroyo, destaca incluso que la movilidad en la zona metropolitana de la ciudad de México se ha sustentado en el transporte de baja capacidad –taxis y colectivos– con desorden en las rutas e inseguridad para los usuarios, además de tener escasa integración con la gran infraestructura de transporte de alta capacidad, como Metro, Metrobús, Red de Transporte de Pasajeros y Sistema de Transportes Eléctricos.

El informe –presentado durante los talleres de análisis organizados por la Asamblea Legislativa– detalla que de 1986 a 2009 el uso del transporte colectivo –minibuses y combis– creció de 6 a 45 por ciento por ciento, mientras el pasaje en los autobuses pasó de 42 a 10 por ciento en igual periodo, en tanto la participación del Metro decreció de 19 a 14 por ciento, a pesar de que se incrementó el número de líneas.

Detalla que frente al hecho de que el transporte público se redujo y el concesionado se incrementó significativamente, la ciudad de México se enfrenta a un panorama de saturación de vialidades y alto impacto ambiental.