La mexicana excedió por 300 gramos el límite pactado
Viernes 11 de marzo de 2011, p. a13
Apenas lo que pesa una manzana mediana equivale a lo que suman sobre la báscula un bikini y unas extensiones de cabello para tejer decenas de trencitas. Trescientos gramos, una mínima diferencia con la que la campeona interina Mariana Juárez excedió el límite a la hora del pesaje oficial para el combate que sostendrá esta noche ante la italiana Simona Galassi, la monarca absoluta en peso mosca del Consejo Mundial de Boxeo. De ese duelo saldrá una campeona indiscutible.
Mariana Juárez apenas se balanceó sobre la báscula, pero el equipo de la italiana señaló que la aguja se excedía del peso acordado. Galassi, con todo y bikini de leopardo, registró 50.500 kilogramos; Mariana Juárez, 51.100 (el límite es 50.800).
Un integrante del equipo italiano meneó la cabeza porque, a su parecer, no eran 300, sino 400 los gramos de más. Empezó la rebatiña. Daniel Zaragoza, ex campeón mundial y entrenador de Juárez, dijo que el equipo rival estaba en un error. Esa diferencia es por las extensiones del pelo
, y señaló esas vetas rubias que se entrelazan con los cabellos negros de la peleadora mexicana.
El pelo no tiene nada que ver
, reclamó el italiano, sin dejar de señalar las medidas de la báscula colocada en el estacionamiento de la Comisión de Boxeo del Distrito Federal.
¡Ya dejen de inventar! ¡Si de todos modos vamos a ganar!
, gritó uno de los asistentes al pesaje para demostrar el apoyo a la mexicana, quien sólo rió ante los reclamos y enseñó más el músculo.
Ante la presión multitudinaria, el italiano se volvió menos insistente y con la cara colorada, tal vez por el sol intenso de la tarde o por el bochorno de la situación, miró otra vez la escala y dijo: Está bien; sólo son 300 gramos; no es gran cosa
.
No es nada, según dijo Simona Galassi sobre ese exceso, que equivale a lo que pesa una manzana de tamaño regular. Eso no le dará más fuerza ni la ayudará a boxear mejor.
Resaltó que está concentrada en otros asuntos que son más importantes: sólo piensa en conservar el cinturón que la reconoce como la mejor de su división. Aunque está lejos de casa y el silencio que la rodeó ayer contrastó con el alboroto que provocó Mariana Juárez, aseguró que no se siente desvalida.
“No tengo tiempo para melancolías. Hablé con la mia mamma y me deseó suerte, también con mi sobrina, a la que ya le prometí la victoria.”
Por lo demás, llegará su papá con algunos regalos, una carta de su sobrina, un cartel de sus seguidores europeos, todo para traer un poco de Italia a su esquina. No es para inspirarme, sino para acordarme de que ganar es una orden.
Galassi cambió el tono de campeona por uno más cariñoso para saludar a Natasha, la hija de su rival, de cuatro años de edad; se sonrieron con familiaridad. El gesto lo celebró la señora Patricia Trejo Cortés, la madre de Mariana Juárez.
Simona, ¿cómo estás? ¿Me firmas un cartel de recuerdo?
, le preguntó la señora.
Abajo del cuadrilátero me caen bien las muchachas; ya en la pelea es otra cosa, me caen mal las rivales, porque quiero que gane mi hija
, confesó doña Patricia. Pero fuera de eso las aprecio. Al fin y al cabo somos mujeres y todas debemos apoyarnos.
Mariana Juárez estaba a punto de retirarse para acumular fuerzas para esta noche. Ayer su entrenador le repitió una frase muy dura: que ella no servía para otra cosa que para pelear. Entonces, el único consejo que pudo darle fue que hiciera lo único que sabía hacer en la vida: boxear. La Barbie dijo que lo obedecerá.