Transmitir la alegría de vivir ante un panorama violento y angustiante es la aspiración de la Temporada de Ópera para Niños, que este año presenta La flauta mágica, de Wolfgang Amadeus Mozart, y la picardía de La italiana en Argel, de Gioachino Rossini, en el Lunario del Auditorio Nacional, los domingos de marzo.

La situación en México está tan violentada, que si no es a través del arte, no veo la forma en que su visión de lo que es vivir pueda cambiar, afirma Sylvia Rittner, directora artística de las producciones. Este año se eligieron piezas de Mozart y Rossini por su calidad, creatividad y sentido del humor, comenta. Se trata de adaptaciones, respetando el libreto y la partitura, con una selección de las obras que conservan la línea dramática y lo más reconocido de los autores.

Agrega que la actual generación vive momentos muy difíciles, con las angustias económicas y laborales de los padres, además de sus propios conflictos, como lidiar con el tráfico en las mañanas, los regaños en la escuela y hasta el acoso escolar: los niños están constantemente amenazados emocionalmente. Hay que darles cosas que les recuerden que existe la alegría de vivir.

Las montañas se abren y de ellas surge la Reina de la Noche, quien convoca al príncipe Tamino a rescatar a su hija Pamina, quien ha sido secuestrada por el sacerdote Sarastro. Su arma será una flauta de oro que da felicidad a los hombres. Es el argumento de La flauta mágica, la última ópera que compuso Mozart y que estrenó en 1791, en Viena.

Las pruebas a las que es sometido Tamino, al lado del estrafalario Papageno, con la promesa de encontrar el amor, comenzaron la temporada el pasado domingo. Esta ópera, llena de magia y misticismo, se volverá a presentar el 20 de marzo con la participación de la soprano Irasema Terrazas en el papel de Pamina y con el lanzamiento del joven director Carlos Alberto Vázquez.

En entrevista, la directora artística de Arpegio Producciones Arte y Entretenimiento comenta que el espectáculo sea para niños no significa que deba ser con menos producción o con menos esfuerzo, al contrario, porque si no los atrapamos, quedarán con la idea de que la ópera es aburrida.

En opinión de Rittner, sembramos el público que tendremos en el futuro, que exista un público para la ópera. Nuestro propósito es volverla nuevamente popular, como en los siglos XVIII y XIX. Aunque fue un espectáculo de elite, después se volvió del pueblo, porque daba diversión sabrosa y completa, con todas las artes: la escena, la plástica y la música.

Chispeante historia

Recursos que dan más vivacidad, como títeres, escenografías coloridas y videoanimadas, además de vestuario y maquillaje diseñados para este público, un esfuerzo técnico en la calidad del audio, acompañan a la orquesta y cantantes de excelencia en vivo, en funciones de poco más de una hora en un centro de espectáculos que hace sentir a los niños como grandes y que se les toma en cuenta, explica Rittner.

La ópera La italiana en Argel, del compositor italiano Gioachino Rossini, es la segunda obra que se presentará este año. “La música de Rossini es tan chispeante que siempre nos llevará a la alegría de vivir, era un bon vivant y siempre se le relaciona con fiestas y comida. Incluso le decían el Mozartito”.

La primera función es este domingo 13 y se repetirá el 27 de marzo, a las 13:30 horas.

Un cine mudo de comedia como referente y un escenario de caricatura, son el marco de la ópera bufa de Rossini que se presenta con la participación de la mezzosoprano Cassandra Zoé, como Isabela, italiana que llega a Argel y roba el corazón del poderoso bey Mustafá, quien quiere una nueva esposa. Pero en cuestiones de amor y mujeres italianas los enredos y argucias sobran.

Este año, después de que 2010 fue de violencia reiterada, la decisión fue trabajar sobre lo optimista, lo divertido, que haga que se reúna la familia, los espectáculos están diseñados como una tregua, razona Sylvia Rittner acerca de la segunda Temporada de Ópera para Niños.