Las divergencias sobre las alianzas electorales con el Partido Acción Nacional (PAN) impidieron que los dirigentes de las corrientes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) alcanzaran acuerdos con miras a la renovación de su dirigencia, proceso que deberá concluir el próximo fin de semana.

La reunión convocada para ayer por el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, en la que supuestamente participarían todos los grupos del sol azteca se pospuso dos ocasiones y al final del día se planteó la posibilidad de que el llamado Grupo de los Ocho (G8), afín a Andrés Manuel López Obrador, se reuniera con Ebrard, lo que tampoco ocurrió.

Algunos perredistas comentaron que durante el día se pretendía lograr un documento en el que se planteara una propuesta de unidad en torno a la presidencia y secretaría general del partido, así como una posición de equilibrio entre las diferentes fuerzas sobre las alianzas; sin embargo, la diferencia insalvable es la insistencia de Nueva Izquierda de ligarse a Acción Nacional.

Además, algunas de las tribus del G8 decidieron desde temprano que no acudirían con Ebrard porque la convocatoria fue sorpresiva, y entre ellos no había una posición ni propuesta conjunta para presentar al resto de las corrientes. Entonces, estábamos invitados pero no sabíamos a qué.

Se agregó el hecho de que para la asistencia a la reunión, se pidió al G8 que enviara a una comisión, cuando se debió llamar a los representantes de cada grupo, comentaron.

Otra situación que causó dudas fue que, según sabían, Ebrard sostuvo reuniones previas con el resto de las corrientes perredistas, pero no con el G8.

Calidad de árbitro

Por su parte, el senador Carlos Sotelo dijo que el G8 no aceptará la interlocución de Ebrard para llegar a un acuerdo sobre la dirección y el futuro del PRD, mientras el gobernante no defina su postura sobre la pretendida alianza con el PAN para las elecciones en el estado de México.

El líder de la corriente Democracia Social dijo que el G8 le pidió una reunión a Ebrard para aclarar ese punto. No le podemos reconocer la calidad de árbitro, mientras no se defina, porque él encabeza un bloque de derecha, con la pretensión, incluso, de quedarse con el PRD.

Advirtió que al G8 sí le preocupa que haya acuerdo y coincidencias para atajar la fractura en el PRD, pero tiene que ser sobre la base de un diálogo franco y una interlocución de respeto, ya que no aceptamos la definición que dio Manuel Camacho, cuando declaró que su preocupación era dar algunos espacios a nuestro bloque.

Insistió en que con convocarlos para ver qué puestos le tocan a cada quien en la nueva directiva del PRD no se resolverá el problema y no se reunirán con Ebrard mientras no se defina sobre el estado de México.

Recalcó que Ebrard se ha constituido en jefe del bloque de derecha del partido que apoya la alianza con AN. “Aunque la iniciativa fue de los chuchos, el jefe de Gobierno ha tomado la batuta y, por tanto, debe de asumir con claridad su postura y comunicárnosla”.

Insistió en que si la idea de Ebrard es proponer a un presidente imparcial para el PRD, que no sea de Nueva Izquierda, pero sí afín a él y que en lo esencial mantenga esa tendencia a la derecha a la que han llevado al partido, obviamente no lo vamos a aceptar.