Para contrarrestar la angustia que los problemas sociales causan en las personas, la prescripción médica del Doctor Nele Karajliç es: escuchar a The No Smoking Orchestra; así desaparecerá toda preocupación.

Doctor Nele es cineasta, compositor de bandas sonoras de varias de las películas del realizador serbio Emir Kusturica, y líder y compositor de ese híbrido alquímico musical que es The No Smoking Orchestra, tumultuoso combo que mezcla en su sonido metales, cuerdas, acordeones de los Balcanes, sonidos punkrock y ruidos electrónicos, que podrán escucharse y sentirse el próximo 20 de marzo, cuando la agrupación se presente en el salón Vive Cuervo, dentro de su gira internacional Los gitanos están de regreso.

En entrevista con La Jornada, Doctor Nele –quien ya se ha presentado en México con su banda en dos ocasiones previas, en las que contagió el espíritu festivo e itinerante de la comunidad zíngara– considera que al etiquetar los géneros lo que quiere la industria musical es vender más. Estoy contra eso. La música se puede dividir solamente entre la que provoca sensaciones y la que no.

Nuevo Primitivismo

The No Smoking Orchestra surgió en Sarajevo en 1980, cuando muchachos rebeldes como Nele crearon el movimiento de resistencia cultural Nuevo Primitivismo, surgido luego de la muerte del mariscal Tito, líder de la Yugoslavia de posguerra. Su sonido, mezcla de la tradición regional proveniente de la influencia que ejerció en la región la música árabe, hindú, rusa y griega, con una coraza tecno rock que terminó por ser una criatura de los Balcanes de entreguerra, contestataria y demente. Rápido se convirtió en la expresión musical más significativa de esta corriente que, según Nele emergió como broma, nuestra broma de los años 80. Ironizamos sobre muchos supuestos estilos de la música en esos años. Movimientos como Nueva Ola, Nuevo Romanticismo, nuevo esto, nuevo eso, nuevo lo otro. Por eso creamos el Nuevo Primitivismo. Ironizamos, pero la gente nos comenzó a tomar en cuenta. Cuando notamos que la cosa iba seria, paramos.

En 1984, después de dos años de presentaciones en vivo en pequeñas salas de Sarajevo, la banda grabó su primer álbum, Das ist walter (le siguieron 10 placas más), que los críticos definieron como gitano tecno-rock band. Más allá de esa etiquetación, destacaron por su actitud punk, que para Nele, es sólo una muestra de rebeldía que puedes escuchar en alguna parte de la voz de Mercedes Sosa o de Johnny Rotten (Sex Pistols). Escuché a Mercedes Sosa casi al mismo tiempo en que descubrí a los Sex Pistols. Tenía 17 años y hoy día todavía tengo en mi mente la misma sensación, afirma el creador de scores de cintas como Gato negro gato blanco o La vida es un milagro, ambas dirigidas por su compatriota, el reconocido cineasta Emir Kusturica, quien en el grupo, tiene un papel casi secundario, tocando la guitarra y el bajo, y quien ha dicho que Nele “es el mejor showman del mundo”.

En esta visita interpretarán lo mejor de su repertorio; es probable que receten algunas piezas de su ópera punk Tiempo de gitanos, que hicimos en 2007 después de dos años de preparación y de componer. Es de las cosas más complicadas que hemos hecho. La estrenamos en París y la presentamos el año pasado en Belgrado. Espero que la gente en México pueda verla.

–¿Cómo equilibra la tradición y el punk?

–Cuando comenzamos a trabajar para la música de la película Gato negro gato blanco descubrimos que habíamos creado un nuevo y fresco sonido, y comenzamos a jugar con ello, pero en vivo. No pensamos demasiado en qué sonido, mezcla o combinación vendría; más bien fue un proceso que se volvió único; un poco la combinación nos hizo a nosotros. El equilibrio entre esos dos elementos es natural, porque ambos están fluyendo en nuestra sangre.

–En sus conciertos, la banda crea una alquimia sonora salvaje. ¿Cómo describiría ese proceso?

–Sencillo: ritmos rápidos que vienen de forma aplastante, combinado con melodías inesperadas, un juego de sicoterapia en vivo, eso produce esta banda. Queremos hacer una cierta clase de fisioterapia para la audiencia y para nosotros. Me gusta romper las fronteras entre la gente y el escenario. No nos gusta dar el típico espectáculo en el cual hay un proscenio arriba y mucha gente abajo, que sólo observa. Tratamos de hacer que todo el inmueble sea el escenario

–En su etapa incipiente, la banda emergió en un entorno subterráneo debido a los cambios políticos, sociales y culturales. ¿Qué tanto influyó esto en la cultura en general, en Yugoslavia?

–En la mitad de la década de los 70, en la Yugoslavia anterior, la musica rock se convirtió casi casi en una religión. Todos los chicos comenzaron a escucharlo y tocarlo. Fue especialmente en mi terruño, Sarajevo, donde en cada calle existía una banda. No sé explicar este fenómeno, pero creo que alguien por ahí comentó, irónico, que había sido porque Tito dijo que no estaba prohibido. La verdad es que los muchachos encontramos en el rock cierta clase de exilio. Esa era la atmósfera que se percibía en esos años.

No obstante, agrega Nelle, en la siguiente década, ya en la salida de Tito, el rock se estableció en el plano comercial: se hizo muy popular en toda Yugoslavia, que se convirtió en un gran mercado con diversos tipos de grupos que hoy día siguen tocando.

–¿Por qué la cultura gitana ha sido desplazada, marginada?

–No soy un experto, sólo sé que los gitanos viven su vida de diferente forma que los demás. Ellos aún viajan de una parte del mundo a otra y se llevan todo lo que tienen, y dentro de sus maletas también está su música. Adoro eso, porque soy un viajero constante; eso me ha sentir como elllos.

–¿Cómo es el proceso creativo del grupo?

–Las cosas que hicimos en el pasado tuvieron también un proceso loco, como los miembros de la banda. De cierta manera es lógico. Algunas canciones las hemos hecho en los viajes e incluso en el escenario, luego de improvisaciones, las cuales han terminado en piezas, que hemos explotado por años.

La banda –conformada también por Stribor Kusturica, Dejan Saparavalo, Zoran Marjanoviç, Glava Markovski, Drazen Jankoviç, Zoki Miloseviç; Nesa Petroviç, Goran Popoviç e Ivica Maskimoviç– dice Nele, en sus conciertos no tiene nada escrito, la gente debe venir preparada para cualquier sorpresa.

El Vive Cuervo Salón se ubica en Lago Andrómaco 17, esquina Molière.