on frecuencia ocurre que las inercias se imponen a las urgencias. Se habla mucho de que la izquierda en México desaparecería, o casi, si en el próximo relevo de la dirigencia del PRD (ya a la vista: 19 de marzo) ese partido volviera a quedar en manos de los chuchos. La socialdemocracia en su más lamentable versión light. Sin embargo, ante esta catástrofe nacional no parece haber demasiadas diligencias orientadas a evitarla. Al menos no públicamente. Unas cuantas iniciativas que por una u otra razón han quedado sin aterrizar
. Y, por tanto, sin que parezca procesarse alguna decisión realmente salvadora.
Pero, ¿por qué catástrofe nacional? En primer lugar, y en esto coinciden tirios y troyanos, porque México, por su historia y su muy compleja situación actual, pero también por su futuro y por los peligros que nos acechan, y por la imperiosa necesidad de lograr una patria pacificada y liberada, y una sociedad con justicia y plena democracia, que avance además visiblemente en los servicios de salud y educación para todos, un fuerte partido de izquierda (ya no se diga un gobierno de izquierda) es absolutamente necesario.
Para este país no son suficientes el PRI y el PAN (algunos dirían que le sobran, por ser frutos del mismo árbol
), sino que necesita de la izquierda para su real equilibrio, para su conducción progresista. Por éstas y mil razones más resulta imprescindible la existencia activa y actuante de un efectivo partido de la izquierda, muy diferente a la caricatura que han bosquejado los chuchos. Y que se juega la existencia en el porvenir cercano, que tendría dos momentos esenciales: el relevo en la dirección del PRD y la elección presidencial de 2012.
La gran cuestión es que el futuro de la izquierda en México, incluidos grandes contingentes del PRD, con muchas decenas de miles de activos militantes, depende hoy en buena medida (otra vez) de los fundadores de ese partido y, como decía, por supuesto de la multitud de ciudadanos que militan en las filas de la izquierda en México, adheridos o no a un partido u organización. Que no se hable de caudillismo, porque tal es la situación en México, y porque en este artículo hablo sobre todo de la democracia profunda a lograr, que es uno de los puntos políticos profundos de toda izquierda digna de ese nombre.
Pero debe reconocerse y aceptarse: quienes han forjado a la izquierda en México, en los últimos tiempos, son esencialmente Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, ambos derrotados por vía del fraude en las elecciones presidenciales de 1988 y de 2006. Son ambos quienes han sabido catalizar y movilizar excepcionalmente a la izquierda o a las izquierdas en México. El hecho es que sin su presencia política, uno con más peso en el pasado no tan remoto, el otro con más presencia en el presente y en el inmediato futuro, sería imposible concebir al conjunto de la izquierda en México.
Lo que afirmo es que ambos tienen una gran responsabilidad en sostener a la izquierda mexicana, incluso al partido que fundaron, formaron y dirigieron. Es verdad que estamos casi en la última hora, pero pienso y muchos otros ciudadanos piensan que un candidato a la presidencia del PRD debería ser propuesto por las voces coincidentes de Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador. Tal expresión sería imparable y decisiva para el próximo relevo del partido. Ojalá que en estas horas contadas pueda producirse la señal coincidente de Cuauhtémoc y Andrés Manuel, que muchos esperan además como horizonte de salvación y fortuna para el país.
Para Cuauhtémoc Cárdenas sería el rescate de una de las principales obras de su vida, para Andrés Manuel poner a flote el partido que sería, por supuesto al lado del movimiento popular que empeñosamente ha edificado en estos últimos años, una de las referencias políticas y sociales más importantes en la próxima batalla para la candidatura presidencial.
Pero, ya que avanzo a estos terrenos, diré que prácticamente la totalidad de la izquierda mexicana está convencida de que sólo en unidad y sin rupturas graves la izquierda tiene oportunidad en 2012. Los dos candidatos que se han presentado con fuerza, o por decirlo mejor: los únicos candidatos de la izquierda en México son hoy Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard. Pero ambos han repetido reiteradamente, sin dar un paso atrás, que el acuerdo político entre los dos es que en la próxima elección presidencial jugaría la candidatura del que esté mejor posicionado
, para combatir por la izquierda mexicana.
Por supuesto que en los preámbulos las intrigas y los chismes (interesados) se proponen hundir esta decisión que parece profunda y sincera de los dos contendientes actuales, naturalmente cada uno llevando a cabo la actividad y dinámica política que considera necesaria para situarse en mejor posición
, Pienso yo, aunque estas creencias suelen juzgarse ingenuas en México, que tal acuerdo es auténtico y que lo llevarán a cabo genuinamente los amigos-adversarios
del momento, hasta la decisión final.
En su tiempo, ellos decidirán cuál es el procedimiento más adecuado para valorar ese mejor posicionamiento
al que aluden, pero a mí me parece que, con buena fe, ni de lejos resulta imposible llegar a una decisión equilibrada. Y todavía insisto: para culminar la obra histórica de Cuauhtémoc Cárdenas él debería también ayudar o empujar a esa solución.