n esas ironías del futbol y de la vida, los actuales Pumas se volvieron históricos gracias al gol de un veterano al que habían retirado al iniciar el torneo.

Pero Francisco Palencia, lejos ya de sus años en los que se ganó el apodo de Niño, se empecinó en que no era el momento del adiós y cada que entra a la cancha no sólo suda la playera y la larga cabellera, sino demuestra que todavía tiene futbol en sus botines.

Hace poco lo criticaron porque estaba cerca de sumar un año sin anotación, como si en el balompié todo pudiera limitarse a mandar el balón a las redes. Y Paco se quedó en 11 meses sin gritar gol, pero nadie puede negarle que en todo ese tiempo ha jugado como si fuera un juvenil, con esa alegría y entrega, y ya ha sido aceptado como uno de los iconos auriazules, a pesar de que militó en equipos rivales, como Cruz Azul y Chivas.

Palencia se ha repuesto de momentos complicados, el más difícil fue tal vez ser relegado por Javier Aguirre a la banca en el Mundial de 2002, cuando jugaba en España y estaba en gran momento. Todavía se le recuerda con la camiseta nacional enrollada al cuello, pero hoy demuestra que a veces es bueno empeñarse en algo, aunque los demás digan lo contrario.

Resulta positivo para el balompié mexicano que estos Pumas sigan robando la liga y, virtualmente, sean el primer equipo clasificado a la liguilla, ya que con esos 24 puntos que suman en 10 jornadas otros clubes han logrado su pase en torneos previos.

Ahora sólo habrá que ver la forma en que un técnico joven como Guillermo Vázquez mantiene ecuánimes a sus superlíderes, invictos e históricos pupilos.

Fue una semana de dos clásicos. Y si la mayoría de los partidos locales se jugaran con esa intensidad, sin duda el nivel de nuestro futbol sería mejor.

En el derbi tapatío se criticó en exceso al silbante Ricardo Arellano, quien expulsó a Erick Torres por festejar su tanto con lo que ahora se conoce como la romanoseñal dirigida a la barra atlista. Después mostró el cartón rojo a Xavi Báez y durante una hora los Zorros fueron el ejemplo de la incapacidad total para crear acciones de peligro.

Atlas empató gracias a un garrafal error del portero Luis Michel y sólo un día después Guillermo Ochoa siguió con pifias que ya son preocupantes y que le dan la razón al seleccionador Chepo de la Torre al preferir, entre otros, al cementero Jesús Corona.

Sin exigirse mucho, Cruz Azul demostró al América que en el futbol no todo es entusiasmo y jugar al límite. Las Águilas tienen un plantel bastante regular y es lógico que sufran cuando enfrentan a equipos bien armados, como La Máquina, este domingo, y Monterrey, su siguiente rival.

Resulta extraño observar a Santos en el lugar 16 general y a Pachuca en el 17, sólo arriba de los sotaneros Jaguares.

Los Guerreros deben estar lamentando haber firmado a un técnico sin merecimientos como Diego Cocca, quien suma tres derrotas en la liga y quedó eliminado de la Concachampions, mientras los Tuzos optaron por un entrenador como el mexicano Efraín Flores, luego de las fallidas contrataciones de Guillermo Rivarola y Pablo Marini.

Aunque se presentó con una inesperada goliza ante Atlante, en juego donde hasta el mismisímo Kikín Fonseca anotó, Flores parece una apuesta razonable. Es un técnico que gusta trabajar con las fuerzas básicas y que durante un tiempo hizo jugar bien a Chivas, tanto como hoy lo está haciendo Pumas.

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