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Herbie Hancock en México
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Periódico La Jornada
Sábado 19 de marzo de 2011, p. a16

Pensador de sonidos, maestro de la vanguardia, practicante del budismo, corazón abierto al sonido del planeta, el maestro Herbie Hancock se encuentra entre nosotros y esta noche ofrecerá su música en el Palacio de Bellas Artes.

Tal privilegio habilita una revisión somera de su trabajo registrado en discos compactos, asequibles:

Tal discografía ha sido revisada en su momento en este espacio y el más reciente (www.jornada.unam.mx/2010/08/07/index.php?section=cultura&article=a20n1dis) adquiere mayor vigencia aún en cuanto el anuncio original de la gira y de la banda que lo acompaña es equivalente: The Imagine Project, pero más que nada porque este disco que grabó como su gran fiesta de cumpleaños número 70, se habilita ahora para festejar su nuevo cumpleaños, que ocurrirá el 12 de abril.

El Proyecto Imagina, titulado así porque toma como emblema la canción de John Lennon y extiende la metáfora hacia el amor incondicional que irradia a todos los puntos del planeta, teniendo en cuenta las distintas maneras de sonar y de hacer música de las distintas culturas.

De manera que aquellos tracks los grabó consecutivamente en India (con la hija de Ravi Shankar, Anoushka, y con Wayne Shorter), en Londres (una versión bellísima del clásico de Peter Gabriel: Don’t Give Up, en voces de Seal y Pink), y en Londres alternando con París grabó Imagine, con Konono, Jeff Beck, Oumou Sangare y Lionel Louke; en Irlanda grabó, con los Chieftaines, Exodus y una lectura hermosa de otro clásico, éste de Bob Dylan: Times They Are A Changing.

Entre los otros discos recientes de maese Hancock, Future 2 Future, es una delicia: scratchea a placer, declama su propia poesía, rinde tributo a su baterista alter ego, el honorable septuagenario Tony Williams –quien a su vez entabla debate de tambor con su colega Jack DeJohnette–, silbatea locomotoras con Wayne Shorter y dialoga electrónicamente con Bill Laswell, en un festín de hip hop, funk, el arte del DJ y el universo electrónico entero.

Hay discos de Herbie Hancock que son indispensables: Gershwin’s world, que data de 1998 y River, the joni letters, otra de sus obras maestras, grabado en 2007 en pleno dominio de la belleza.

Se trata de uno de los discos de jazz más importantes de inicios del siglo XXI, un auténtico prodigio, una suculenta maravilla musical que logra alturas inconmensurables.

Participan, además de la homenajeada maestra Joni Mitchell, Norah Jones, Tina Turner, Luciana Souza y, poneos de pie, Leonard Cohen.

Estructurado a manera de sinfonía rapsódica, este álbum discurre bajo la apariencia del género canción, que en su maestría Hancock eleva a la condición de obra de arte: su manera de obtener sonidos del teclado es una acción semejante a escribir prosa poética.

¿Discos de antología? He aquí Then and Now. The Definitive Herbie Hancock (Verve), donde lo antológico se convierte en epopeya, o bien el sublime man-child, o bien el cernido Herbie Hancok: A Jazz Collection (en la serie Columbia Jazz. Contemporary Masters).

El toque pianístico de Herbie Hancock es uno de los tesoros culturales del planeta. Se sucede en el tiempo de manera semejante a como las grullas se aparean, los copos de nieve danzan en el aire, o un gato se concentra en pasear su lengua por todo su pelambre: parsimonioso y calmo, elegante y tierno, insondable y misterioso. Como una chispa divina alumbrando la elegante negra noche.

Herbie Hancock es una de esas voces que uno distingue entre el barullo; un cantar de los cantares laico, ciudadano; una manera distinguida, de caballero, de enlazar los astros que destellan inquietos en el cosmos y ahora, merced a su oficio de alquimista, convertidos en fragante juego de abalorios, collar de perlas, diamantes engarzados en constelaciones: escuchad La Vía Lactea que atraviesa el piano mientras Herbie Hancock cierra los ojos y abre la yema de sus dedos.

Herbie Hancock en México. Namasté.

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