Un viaje en el tiempo y en el espacio se experimenta al recorrer la exposición Seis ciudades antiguas de Mesoamérica, sociedad y medio ambiente, la cual refleja el esplendor de emblemáticas civilizaciones en 2 mil años de historia en territorio mexicano.

La muestra, inaugurada la noche del miércoles en el Museo Nacional de Antropología (MNA), fue curada por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma. Consta de más de 400 piezas prehispánicas de Monte Albán, Palenque, Tajín, Teotihuacán, Tenochtitlán y Tlatelolco.

Entre las esculturas, figurillas, cerámica, cuchillos, escudos, glifos, representaciones de deidades y braseros que se observan desde que el ingreso a la sala, destacan la máscara de la Reina Roja de Palenque (con su diadema de piedras multicolores), los restos de una canoa de la época de la gran Tenochtitlán, tres enormes dinteles de madera de Tlatelolco (restaurados durante años) o los fustes de los pilares del Edificio de las Columnas, de Tajín.

La museografía narra la forma en que se establecieron las míticas urbes prehispánicas así como el aprovechamiento que hicieron de la fauna, la flora y las materias primas locales.

Estas ciudades mesoamericanas, además de desarrollar su propio estilo artístico y urbanístico, fueron centros rectores de grandes regiones.

Durante el recorrido se subraya que estas seis culturas tenían similitudes; por ejemplo, practicaban el juego de pelota, elemento único dentro del mundo mesoamericano, el cual no apareció en otras latitudes, salvo al suroeste de Estados Unidos y en el Caribe.

Culturas con poder creativo

Durante la apertura de la muestra, Matos Moctezuma, acompañado por Diana Magaloni, directora del MNA, y de Alfonso de Maria y Campos, titular del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), explicó una premisa latente en la muestra: En el mundo, sólo seis sociedades alcanzaron la civilización con base en el propio desarrollo: Egipto, Mesopotamia, China, el valle del Indo, la región andina y Mesoamérica; tuvieron el poder creativo del hombre que no se desalienta ante nada. Sin importar lo adverso del lugar, los pueblos mesoamericanos se propusieron fundar sus centros habitacionales.

En la muestra destaca la máscara de la Reina Roja, de Palenque, sobre estás líneasFoto Jesús Villaseca

Se destacan en la muestra las características arquitectónicas de cada urbe, de sus espacios, tanto ceremoniales como residenciales, y hay recreaciones de una tumba zapoteca o de un conjunto teotihuacano con sus muros pintados.

Otros elementos reconstruyen en su auge a estas metrópolis, y se documentan detalles de los oficios más representativos de cada una.

En esta muestra también se exhiben piezas prehispánicas de reciente hallazgo o que mantuvieron un largo proceso de restauración, entre ellas El danzante (bloque de piedra de Monte Albán); el Tlablero de la Cruz Foliada, de Palenque (el cual recrea un rito de entronización); un monolito teotihuacano con la representación del monstruo de la Tierra (decorado con pigmentos de varios colores), y la escultura del dios viejo del fuego o Huehuetéotl (hallada en Teotihuacán).

También está la máscara mortuoria de la Reina Roja de Palenque (elaborada con teselas de malaquita, jadeíta y obsidiana), una almena en forma de caracol y los cuchillos de obsidiana en forma de serpiente descubiertos dentro de la pirámide de la Luna.

Al final de la exposición, el Guerrero Águila despide al público como representante simbólico de la civilización de Tenochtitlán.

El acervo pertenece a distintos recintos bajo custodia del INAH, como los nacionales de Antropología y de las Culturas; el Templo Mayor; de las Culturas de Oaxaca y museos de sitio. Además de piezas de los museos Amparo (Puebla), así como Regional de Antropología y Ventura Marín Azcuaga (Tabasco).

El MNA se ubica en Reforma y Gandhi, con horarios de martes a domingo, de 9 a 19 horas, y un costo de 51 pesos. Domingo entrada gratuita para el público nacional y a extranjeros residentes en México.