Pues no: anteayer se publicaron los carteles de la feria de San Marcos, que el próximo 23 de abril comenzará en Aguascalientes y ofrecerá 12 corridas de toros, pero en ninguno de ellos apareció, como llegó a especularse, el nombre de José Tomás. Quienes confiaban en que el artista de Galapagar regresaría a los ruedos en la misma plaza donde hace casi un año recibió una de las peores cornadas de su carrera tendrán que abastecerse de una nueva provisión de paciencia.

De ultramar vendrán Sebastián Castella, Daniel Luque, Alejandro Talavante, Miguel Ángel Perera y ningún rejoneador, llámese Hermoso de Mendoza o Ventura, mientras por los locales darán la cara, en plan de anfitrión, Joselito Adame, que ayer cortó un rabo en Boca del Río, Veracruz, así como El Pana, Ignacio Garibay, Arturo Saldívar y otros.

Pero José Tomás permanecerá en reposo, afectado como se encuentra por las lesiones en el nervio crural de la pierna izquierda, que le quedaron como secuelas de la herida del año pasado, que le partió la femoral y a punto estuvo de arrebatarle hasta la última gota de sangre.

Los rumores de su reaparición en Aguascalientes se esfumaron con la misma rapidez con que brotaron, nadie sabe de dónde. Sin embargo, las expectativas persistirán en cuanto empiecen a cocinarse los carteles para la feria madrileña de San Isidro, que arrancará en mayo, si el mundo para entonces aún existe.

Quien se ha placeado por todos los medios informativos que le abrieron sus puertas en estos días es la española Mari Paz Vega, que no se cansa de cacarear su triunfo del domingo antepasado en la México. Es verdad que esa tarde, última de la temporada invernal 2010-2011, la europea se zumbó a su primer ejemplar con mucho valor, para dominarlo con derroche mando y temple en el último tiempo de cada uno de los muletazos que emocionaron, por la derecha y la izquierda, a los conocedores.

Sin embargo, la faena no merecía la segunda oreja que le obsequió el juez Ramitos, presionado por los villamelones e impresionado por el avinagrado rostro del dueño de la empresa para la cual trabaja, al renunciar a su papel de representante del Gobierno del Distrito Federal, entidad que a fin de cuentas le paga su estipendio.

En todo caso, la autopromoción de la matadora Vega ha venido a poner de relieve que ni ella, ni Hilda Tenorio, ni la yucateca Lupita López hicieron esa tarde nada que guarde relación con la nueva geometría taurina del siglo XXI. Ni con el percal ni con la sarga. Que conste. Y, ojalá, que enmienden.