Morelia, Mich., 22 de marzo. La mayoría de los 3 mil 500 niños que participaron en el concurso de dibujo infantil organizado por la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) y la Facultad de Sicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) expresan preocupación por la violencia, la discriminación y la injusticia en el país.

En la presentación del libro El México en el que yo vivo, que reúne trabajos enviados a un concurso de dibujo, Araceli Colín Cabrera, investigadora de la Universidad Autónoma de Querétaro y juez del certamen, señaló que la mayoría de los competidores ve un país herido y triste, donde prevalecen la impunidad y falta de responsabilidad de las autoridades.

Se dijo sorprendida de que, aun cuando el concurso se realizó en 2010, dentro del marco de los festejos del bicentenario de la Independendia y el centenario de la Revolución, ningún trabajo hace referencia a esos acontecimientos.

Comentó que fueron recurrentes los dibujos sobre contaminación, temor a la destrucción, tiroteos, secuestros, pandillerismo y ejecuciones.

También hicieron referencia al maltrato y el abuso contra los menores; discriminación –principalmente contra grupos indígenas–, además de pobreza e inseguridad, situaciones que, en general, les generan intranquilidad y tristeza.

Ana María Méndez y Cristian López Raventós, coautores del libro, señalaron que en muchos trabajos presentados “es posible ver parte del imaginario colectivo mexicano y muchos de sus tropos discursivos. Los niños plasman parte de lo que han aprendido a mirar: violencia, armas, narcos, policías y destrucción del medio ambiente.

Lógicamente, ésta es sólo parte de la realidad mexicana, pero es la más visible, sobre todo por la amplificación de los medios de comunicación masivos, que bombardean constantemente la mirada de la población, agregaron.

Aparece la violencia desbordada, la violencia en su dimensión voraz, insaciable, la violencia que mata por segunda vez, que se ensaña con la muerte. Nuestra bandera nacional aparece teniendo como escudo un par de armas entrecruzadas, dice en uno de los textos del libro el director de la Facultad de Sicología de la UMSNH, Mario Orozco Guzmán.

Añade: “Los dibujos logran volcar fantasmas que angustian: las manos son armas; las armas disparan armas visibles en su proyección destructora; la delincuencia contamina y la contaminación es delincuencia… La violencia es tan alienante que hasta las pistolas se mueven por su cuenta, se disparan solas”.

El presidente de la CEDH, Víctor Manuel Serrato Lozano, opinó que en los dibujos infantiles se encuentran identificados los males que aquejan a la sociedad, pero también hay propuestas. Otros menores de edad cuestionan los problemas de salud, la falta de empleo y la intolerancia.