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Los mayores obstáculos que tiene para abandonar el penal son los exámenes sicológicos

Mario Aburto no ha tramitado su solicitud de liberación anticipada
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El asesino confeso de Luis Donaldo Colosio supuestamente cursó estudios de bachillerato y licenciatura durante su reclusión en Almoloya de Juárez. En la imagen de 1994 aparece Luis Donaldo Colosio, entonces candidato del PRI a la Presidencia de la RepúblicaFoto La Jornada
 
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de marzo de 2011, p. 17

Mario Aburto Martínez tenía 23 años cuando asesinó a Luis Donaldo Colosio. De acuerdo con el estudio de personalidad que le realizó un grupo interdisciplinario en 2000 y que fue el último que se hizo público, el sujeto es poseedor de un trastorno de personalidad límite (con rasgos obsesivos, hipocondriacos, histéricos, narcisistas, paranoides, depresivos y antisociales), que se fue gestando a lo largo de su vida longitudinal, al ser producto de unas figuras parentales en las que la madre presenta trastornos histéricos y el padre doblemente homicida, lo que condicionó inestabilidad en su asentamiento geográfico, conflictiva laboral y finalmente la migración a Estados Unidos.

Funcionarios del gobierno federal señalaron que el homicida confeso del candidato priísta a la Presidencia de la República podría obtener su libertad en poco tiempo. Sin embargo, de acuerdo con los registros del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social, de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal, Aburto Martínez no ha tramitado su solicitud de libertad anticipada.

El pasado 15 de marzo, La Jornada realizó una consulta directa a esa instancia de la SSP federal, y según la información obtenida no existen registros de familiares, litigantes o que personalmente Aburto Martínez hubiera iniciado el trámite para la realización de los exámenes de personalidad y jurídicos que sustenten su liberación. El proceso dura seis meses, de acuerdo con la información obtenida.

¿Un hombre nuevo?

Sin embargo, el mayor obstáculo que enfrentaría Mario Aburto para alcanzar su libertad es que las autoridades que analicen su caso consideren que no se encuentra reinsertado o readaptado socialmente, y ello depende de que hayan sido superadas las características sicológicas que supuestamente lo condujeron a cometer el asesinato del candidato priísta.

Si Mario Aburto es considerado no readaptado o reinsertado, tendrá que cumplir al menos la mitad de los 45 años de la sentencia dictada en diciembre de 1994 por el primer tribunal unitario con sede en Toluca, ya que la ley según la cual fue juzgado le otorga beneficios, que en todo caso son acumulativos al tiempo que pase en prisión, y por ello su condena se podría reducir en 50 por ciento.

Por lo que hace al estudio que el grupo multidisciplinario realizó en 2000 a Mario Aburto, el documento menciona que toda su infancia la vivió segregado, dadas sus conductas agresivas que desplegaba con sus compañeros de escuela y “en términos globales, en su vida laboral mostró inestabilidad y poco rendimiento, en su vida afectiva se apreció dependencia hacia su grupo familiar, con ambivalencia hacia figuras parentales, sin lograr su madurez afectiva al no independizarse y no formar su grupo secundario.

Los expertos consultados coincidieron en describir lo voluble que es el sujeto de estudio, fundamentando por tal motivo un trastorno de personalidad límite, lo que permitió que ejecutara el acto por el cual se le sentenció, sin dejar de lado que este trastorno no lo hace inimputable, toda vez que en el momento del delito el sujeto tenía la capacidad para querer y entender la específica ilicitud de su acción, según señala el reporte que puede ser consultado en la página web de la Procuraduría General de la República, en el link de casos relevantes.

El estudio forma parte del informe elaborado por la Fiscalía Especial del caso Colosio en septiembre de 2000.

Mario Aburto ocupa el segundo lugar de seis hermanos, de un núcleo familiar primario, completo, desorganizado, con una dinámica disfuncional, donde no se asumieron los roles adecuadamente; desintegrado, de nivel socioeconómico bajo, donde no hubo figura masculina que favoreciera la introyección de normas y valores, por lo que se infiere que el sujeto de estudio percibía como ausente la figura paterna, agrega el documento.

“Dentro de las conductas para y antisociales de Mario Aburto se identifican la posesión y portación de armas de diábolos, de fuego y blancas, además de falsificar un diploma que acredita un curso de ‘Seguridad e Igiene’ (sic), así como constantes riñas callejeras.

“Adicionalmente, desde la infancia, Aburto presentó alteraciones de conducta persistentes, destacándose las agresiones físicas, sin mostrar arrepentimiento o pena.

“Así, infringió las reglas o normas sociales impuestas, sobre todo en el ámbito escolar y, por ende, se vieron afectados los niveles de integración social con sus iguales y con los símbolos de autoridad. Estos elementos presentan a un sujeto que, antes de la edad de 18 años, pudo ser catalogado como un menor con ‘trastornos de conducta’.

“La conducta agresiva y poco atingente en su medio social llevó a Mario Aburto a asumir una actitud de dureza, sometiendo así sus sentimientos de inadecuación y baja autoestima, generada por el rechazo de su grupo de referencia. Estas manifestaciones de comportamiento le van creando fuertes estados de ansiedad, que lo pueden llevar por momentos a estados depresivos.

“Su pensamiento es lógico, la capacidad de síntesis y de análisis, así como su inteligencia, son catalogados como de término medio. Se percibe a un individuo con bajo control de impulsos y una pobre tolerancia a la frustración, con dificultad para aceptar las críticas y con un estado de angustia, depresión, hipocondría, rasgos narcisistas, histriónicos, paranoicos, obsesivo-compulsivos, con actitudes pasivo-agresivas, inseguridad y aislamiento.

Su autoimagen fue devaluada durante su infancia, obligándolo a compensarla a través de ideas de grandeza y reivindicación; buscando, intensa y afanosamente, la confirmación de sus ideas. Su afectividad se percibe restringida, demanda afecto y aparece ante los demás como una persona seria y solitaria. Evita la intimidad y en ciertas ocasiones denota envidia y celos de quienes detentan posiciones de poder, indica el estudio.

Durante su reclusión, Mario Aburto dio varias versiones de cómo sucedió el asesinato de Colosio. El estudio de personalidad refiere que en sus expresiones ha hecho “gala de su personalidad, mezcla verdades y mentiras, y con ello busca manipular.

“Al mismo tiempo, quiere justificarse ante sí mismo y la sociedad, pero sobre todo, ante las autoridades, para lograr la indul- gencia y reducir su sentencia por lo que él mismo califica como ‘homicidio imprudencial’, en virtud que desde sus primeras declaraciones admitió ser el autor de los dos disparos. Sin embargo, su declaración inicial del 23 de marzo de 1994 afirmó que para herir al candidato se preparó previamente en un campo de tiro de Tijuana; que compró una pistola calibre 38 especial; que su intención al herir al candidato era llamar la atención de la prensa y exponer sus ideas pacifistas y la información que tenía acerca de diversos grupos armados en distintos estados.

(...) el 16 de septiembre de 1994 en el penal de Almoloya, en donde con lujo de detalles narra cómo ejecutó el homicidio, tratando de demostrar que fue un accidente, pues, según él, el arma la accionó involuntariamente.

Entre 1994 y 2000, en el penal de máxima seguridad en Almoloya de Juárez, Mario Aburto solicitó para lectura 356 libros, entre ellos, novela, cuento, poesía, arqueología, biología, derecho, ciencia, español, geografía, sicología, sicoterapia, política, religión, sociología, filosofía, consulta (diccionarios, enciclopedias), economía, historia y bellas artes, entre otros, así como 169 revistas como Selecciones, Muy Interesante, Saber ver, Men’s Health, Hombre y Quo, entre otras, sumando un total de 525 ejemplares.

Allí presentó en 1995 exámenes ante el Instituto Nacional de Educación para Adultos para acreditar primaria y secundaria, obteniendo calificaciones superiores a 8.5. También cursó entre 1996 y 2003 estudios de bachillerato y presuntamente una licenciatura, de la cual no existe registro en la Secretaría de Educación Pública.