Japón
aís insular, Japón tiene una superficie de 378 mil kilómetros cuadrados, área equiparable a la de Alemania (357 mil), pero 25 veces menor que la de Estados Unidos (9 millones 630 mil) (Gráfico 1) y una quinta parte de la de México (1 millón 964 mil km2). Su población decrece cada año -0.1% en forma similar a la alemana (-0.3%), y asciende a 127 millones de habitantes, casi en su totalidad japoneses (99%) pues otros grupos étnicos sólo representan 1.0% de la población (8% en Alemania y aproximadamente 30% en Estados Unidos). De la población, 51% son sintoístas, 38% budistas, 4% cristianos y el resto de otras religiones.
Constituida a inicios de nuestra era como una sociedad de clanes y líderes guerreros, hacia el siglo VII se consolida como imperio. De ahí, no obstante, varios siglos siguieron de confrontaciones, luchas internas y periodos de auge que mantuvieron a Japón prácticamente aislado del mundo hasta el siglo XVI, aunque fue hasta mediados del XIX que se abrieron los primeros puertos y se establecieron acuerdos con el exterior. En 1868 el emperador Mutsuhito hizo de Tokio la capital del país e inició la era Meiji (1868-1912) que transformó a Japón: se replegó al ejército y se fortaleció el civilismo, se repartió la tierra a los campesinos, se instituyó en 1885 un gabinete parlamentario y en 1889 se aprobó una Constitución, hechos que desembocaron en un Estado democrático de monarquía parlamentaria a principios del siglo XX, el cual orientó la economía a la industrialización y el comercio exterior. En 1932, sin embargo, los ultranacionalistas tomaron el poder y el Parlamento fue disuelto; Japón pactó con la Alemania nazi en 1936 e intervino militarmente en China en 1937. En 1940 se constituyó formalmente el Eje Berlín-Roma-Tokio que cinco años después perdería la guerra. Ahí, Japón vio desaparecer a Hiroshima y Nagasaki bajo las primeras y únicas bombas atómicas utilizadas en la historia de la barbarie bélica.
Derrotado, Japón fue ocupado por Estados Unidos (1945-1951) y obligado a replegarse a su ínsula; se reimplantó la monarquía parlamentaria y en 1947 se aprobó una nueva Constitución. En 1956 ingresó a la ONU.
El Sol Naciente
Decidido a rencontrar su lugar en el mundo, Japón se abocó a su reconstrucción primero y a la expansión económica después, iniciando en la década de los 50 un asombroso periodo de crecimiento económico, basado en la inversión (y el ahorro); en la productividad y la eficiencia; en el empleo, la educación y la capacitación; en la distribución equitativa del ingreso, y la incorporación de la población al desarrollo. El periodo de mayor crecimiento se dio de 1960 a 1973 (Gráfico 2).
En el quinquenio 1956-60 su economía creció a una tasa media anual de 8.8% y en la década de los 60 a 7.7, disminuyendo a 4.1 en los años 70, a 4.2 en los 80, a 0.9 en los 90, y a 0.7% anual en la primera década de este siglo.
No obstante esta declinación de las dos décadas anteriores en retrospectiva de medio siglo, entre 1956 y 2010 la economía japonesa creció a una tasa media anual de 3.7%, la alemana de 2.2, y la estadunidense de 2.6.
Según estimaciones del FMI, el PIB de Japón ascendería en 2010 a 5.391 billones de dólares, el de Alemania a 3.306 billones y el de Estados Unidos a 14.624 billones; pero el PIB por habitante sería en Japón de 42 mil 325 dólares anuales, en Alemania de 40 mil 512 y en Estados Unidos de 47 mil 132 (Gráfico 2). Este último indicador resume de hecho el éxito de Japón, pues en 1955 su PIB per cápita era apenas el 43% del alemán y el 11% del estadunidense, y hoy es 4.5% superior al alemán y ya de 90% del estadunidense.
Japón tiene (como Alemania) un sector externo envidiable. En 2009 tuvo un superávit en Cuenta Corriente (comercio de bienes y servicios) de 142 mil millones de dólares; con ello, otorgó créditos al exterior (saldo de la Cuenta de Capital) por 5 mil millones y realizó inversiones directas y en valores en otros países (saldo de la Cuenta Financiera) por 130 mil millones. Dado que entraron a su Reserva 27 mil millones, el saldo de ajuste en Errores y Omisiones fue positivo en casi 20 mil millones (Gráfico 3).
Estados Unidos, a la inversa registró un déficit corriente de -378 mil millones de dólares, pero recibió inversiones foráneas por 268 mil e ingresos desconocidos
en Errores y Omisiones por 163 mil millones, lo que le permitió financiar su déficit e incrementar (aun con recursos ajenos) en 52 mil millones su Reserva.
Japón es un vivo y admirable ejemplo de lo que una nación sin mayor territorio ni recursos naturales es capaz de lograr con el esfuerzo, el conocimiento y la decisión de su población. Su historia reciente está llena de años extraordinarios, buenos y también malos, pero entre éstos 2011 será recordado como un año trágico en el que afrontó la furia de la naturaleza. Respetuosamente expresamos al digno, esforzado y laborioso pueblo japonés nuestro pesar por sus muertos y devastación.
(Saúl Herrera Aguilar)
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