ace algunos días ocurrió (aparte del que sufrió el alcalde de García por parte de un grupo armado) un sobrecrimen
en Monterrey: los sicarios que habían ejecutado a un animador de Televisa regresaron por su cuerpo inerte, y se marcharon con él ante la vista de los camarógrafos de esa empresa (que grabaron la escena) y 14 policías. Lo más probable es que el o los sobrecrímenes queden impunes.
Hay otros crímenes en Nuevo León –y en otras partes de México– que no sólo quedan impunes, sino que reciben premios, privilegios y distinciones. En este momento se están cometiendo varios, a la vista de todos, y pareciera que no ocurren, o que son algo tan natural como la lluvia o la noche. Con frecuencia, a pesar de las numerosas víctimas, con nombres y domicilio conocido, producto de la contaminación ambiental, sólo se oye la queja: cuánto esmog
, o se da cuenta en alguna televisora de los imecas por arriba del umbral de tolerancia. Y a otra cosa.
Una de esas víctimas se llama María de Jesús Mejía de Marqueda, una luchadora social que ha movilizado a quienes comprenden sus motivos en contra de la contaminación y por el saneamiento del medio ambiente depredado por inversionistas antisociales a quienes defienden autoridades ayunas de responsabilidad. El simple hecho de vivir en el barrio donde se asienta Celulosa y Derivados (Cydsa), que emite con frecuencia vaharadas tóxicas, seguramente le indujo un cáncer de mama. A partir de este padecimiento, su salud –no su vitalidad ni su ánimo de lucha– se ha vuelto cada vez más precaria.
La última vez que la señora Marqueda participó en uno de los movimientos a favor del ambiente fue para impedir que la trasnacional Heineken, a través de su socia Femsa, productora de bebidas gaseosas y cerveza, se apodere de una superficie desmesurada (25 hectáreas, concesionadas a 60 años renovables) para construir un estadio de futbol.
A la cabeza de una pequeña organización llamada Comité Pro Bienestar se unió a un movimiento ciudadano que no se opone a la construcción de ese estadio, pero sí a la destrucción de una área verde dotada de vegetación boscosa que sería sustituida, precisamente en el Año Mundial del Bosque, por una cervecería gigantesca disfrazada de fervor deportivo. De paso, Heineken-Femsa aprovecharía las aguas del río La Silla. El Colectivo Ciudadano en Defensa de La Pastora (www.sialestadioperoenotrolado.org) intenta frustrar ese atentado. El Parque Ecológico La Pastora es, en efecto, uno de los muy pocos pulmones con que cuenta una área que padece estrés ecológico: el Monterrey metropolitano. Y el proyecto del estadio significaría su mutilación.
El gobierno del estado, como si le debiera algo a Heineken-Femsa, se ha empeñado no sólo en apoyar el proyecto, sino con recursos cuyo empleo racional debiera tener otro destino. Tras los estragos provocados por el huracán Álex, el gobernador Rodrigo Medina de la Cruz declaró que era preciso replantear y redireccionar
el uso de los fondos disponibles para la infraestructura que supone el acceso al estadio: alrededor de 500 millones de pesos. Después modificó su postura y al cabo, luego de que un error del Congreso originara la negativa de la Semarnat a dar su autorización para continuar con el proyecto, dio un giro: “Nosotros estamos para apoyar a este proyecto, es un tema que está impulsando la empresa, en este caso Femsa, y nosotros hemos estado atentos a lo que ellos pudieran necesitar por parte del gobierno del estado a través de la Secretaría de Desarrollo Sustentable…”
El Congreso del estado, de mayoría priísta, en alianza con los demás partidos y salvo el honroso voto de unos pocos diputados, siguió la endémica tradición de la línea. Así aprobó, una cierta medianoche y por vía rápida, el decreto por el cual entregaba el predio y permitía el uso indebido del suelo, que ahora la Semarnat echa por tierra.
José Antonio Fernández, presidente de Femsa y vicepresidente de Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, nunca ha ahorrado desprecio a quienes defienden el bien público que él pretende explotar sin consideración a las consecuencias ecológicas; minoría ruidosa
, los ha llamado. Su socio mayor es el holandés Michiel J. Herkemij, presidente de Cuauhtémoc Moctezuma. Al tiempo que en Holanda era organizado un taller sobre Agua y gobernanza, por la Comisión Nacional de Holanda de Cooperación con la Unesco y otras organizaciones, Herkemij apoyaba el proyecto del estadio. Es la doble moral del capital globalizado: prácticas sanas en tierra propia y estropicios criminales en la ajena.
Es difícil no ver bien un negocio cuando acaso el insumo principal –el agua– no tenga que pagarse. El panista Jesús Hinojosa Tijerina, antiguo director de Agua y Drenaje de Monterrey, afirmó la existencia de 3 mil pozos clandestinos. Este es el núcleo del problema. Para producir un litro de cerveza se requieren 18 de agua, y para producir una bebida embotellada entre tres y seis.
¿Alguien investigó sobre esa afirmación? ¿Se sabe cuáles son las fuentes de que se proveen las principales industrias de Monterrey, sobre todo las que convierten el agua en bebidas gaseosas y cerveza? ¿Cuánto le produce a la empresa estatal y cuánto al fisco la operación de Heineken-Femsa? Es importante que las propias autoridades respondan estas interrogantes antes de seguir premiando a una empresa que quizá explote algunos de esos pozos clandestinos.
El agua y los bosques están ligados a la salud y a la supervivencia en nuestro hábitat. Las fugas nucleares de Chernobil en Rusia y de Fukushima en Japón fueron atenuadas en sus consecuencias gracias a la presencia de masas boscosas, que absorbieron gran parte de las radiaciones. Se sabe que las catástrofes naturales-humanas se intensificarán en el futuro. Los bosques y el agua son ya un tema crítico y responden, por si lo ignoran los fundamentalistas del lucro (legal o ilegal) en ambos lados del Atlántico, a la lógica del efecto mariposa.