El jefe de inteligencia intenta minimizar la deserción del canciller Mussa Kussa
Sábado 2 de abril de 2011, p. 3
Uno de varios funcionarios de alto rango del gobierno libio a quienes se ha señalado como posibles desertores negó este viernes que planee abandonar al régimen del coronel Muammar Kadafi. Sin embargo, el misterio envuelve el destino de otros que según se cree cuestionan sus lealtades.
En un intento por descartar afirmaciones de los gobiernos estadunidense y británico de que el régimen está al borde del colapso interno luego de la deserción del ministro de Exteriores Mussa Kussa, ocurrida el miércoles pasado, el jefe de inteligencia, Abuzed Durda, sostuvo en público que se mantiene leal a Kadafi. Estoy en Libia y permaneceré firme aquí, en el mismo campo de la revolución, a pesar de todo
, expresó en una entrevista telefónica difundida por la televisión estatal libia. Jamás pensé en cruzar las fronteras o violar mi compromiso con el pueblo, con la revolución o con el líder.
Para aumentar la confusión, Alí Abdussalam Treki, embajador ante Naciones Unidas y ex ministro del Exterior, quien el jueves anunció su partida en varios sitios web, matizó su presunta defección.
En una entrevista con The New York Times en El Cairo, Treki reconoció que su partida hacia la capital egipcia no había sido autorizada por el gobierno, pero indicó que en realidad no se había vuelto contra el régimen de Kadafi. “Hay personas que no quieren pasarse a un bando o al otro –dijo–: lo único que quieren es no tomar parte en la continuación de esta situación. Muchos libios piensan como yo; creen que se debe salvar al país, que debemos detener estas muertes y combates. Todas las luchas deben cesar.” Precisó que nadie en Trípoli le había pedido arreglar un cese del fuego y que no fungía como mediador.
Entre tanto, en Trípoli se escuchó estruendo de armas de fuego en varios puntos durante la noche, entre ellos, al parecer, la residencia-cuartel de Kadafi en la capital, Bab Al Azizia. Algunos residentes declararon a Reuters haber visto francotiradores en las azoteas y charcos de sangre en las calles, pero las versiones no se pudieron verificar a causa de una fuerte restricción en los movimientos de los reporteros en el principal día de culto religioso.
El coronel Kadafi y otros elementos del régimen han dejado en claro en repetidas ocasiones que arman a civiles adeptos al gobierno y que miles de voluntarios
se han unido a las unidades armadas, pero la noche de este viernes no se sabía con exactitud hasta qué punto las fuerzas oficiales habían enfrentado protestas. En Tajoura y Souk El Jouma hubo reportes no confirmados de que los pequeños grupos de milicianos no incursionaban en calles secundarias por temor a ser atacados por residentes opositores a Kadafi, pero aún controlan las arterias principales.
Una presencia excepcionalmente nutrida de policías y milicianos acalló cualquier manifestación de los fieles que salían de las mezquitas luego de las oraciones del viernes en los dos vecindarios, conocidos por haber sido centro de protestas contra el régimen en las dos semanas pasadas, y no había indicios de que presuntos manifestantes hubiesen ganado terreno.
Un libio exiliado, quien dijo estar en contacto con residentes, relató a Reuters: El ejército libio ha puesto muchos tiradores en las azoteas de escuelas, cerca de las mezquitas. La gente tiene miedo de salir de su casa
. Otros dos pobladores simpatizantes con la oposición señalaron este viernes que no tuvieron noticia de alguna manifestación o tiroteo durante el día o en la noche anterior.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya