Santiago de Chile, 27 de abril. Cientos de personas despidieron hoy los restos del poeta Gonzalo Rojas, considerado una de las voces mayores de América Latina, junto a Pablo Neruda, Rubén Darío y César Vallejo.

Él nos deja un legado de libertad, aseveró Gonzalo Rojas-May, hijo del escritor fallecido el lunes a los 93 años tras una larga agonía precedida de un infarto cerebral.

Los restos de Rojas, velados en el Museo Nacional de Bellas Artes, en Santiago de Chile, serán enterrados mañana en la ciudad de Chillán, unos 400 kilómetros al sur, donde vivía el poeta.

La ceremonia de despedida de un hombre que siempre miró con recelo la muerte, fue encabezada por el presidente Sebastián Piñera y el líder del Senado, el opositor Guido Girardi.

El mandatario expresó su cariño hacia el poeta: “Quisiera decirle a Gonzalo Rojas que porque fue tan fácil quererlo en vida, nos va a ser muy difícil olvidarlo.

También estuvo el ex presidente Ricardo Lagos, fundador con el poeta del Partido por la Democracia a finales de los años 80 del siglo pasado, en el contexto de la lucha contra el dictador Augusto Pinochet.

Luego, el escritor colombiano José Manuel Roca subrayó que los lectores pueden volver a su poesía como se vuelve a un pozo de amor y libertad.

El homenaje en Chile coincidió además con la entrega en Madrid del Premio Cervantes a la escritora española Ana María Matute, quien dijo: No puedo dejar de mencionar al gran poeta chileno, Premio Cervantes en 2003.

El rey Juan Carlos secundó el recuerdo, destacando la obra de Rojas como un encendido elogio de la palabra.

Rojas, quien creía que la poesía era un arte entre el silencio y el todo, fue integrante de una generación lírica que forjó la identidad latinoamericana.

Admirador de Darío, impulsor del modernismo latinoamericano, Rojas reconoció influencias de autores como el peruano César Vallejo y el chileno Vicente Huidobro. ¡Qué grande Vallejo!, reiteró.

Aunque no se consideraba totalmente surrealista, asumía que en su lucha artística había una necesidad por conjugar vanguardias y estéticas. Las palabras nos las regalan los dioses, dijo.

Su primer libro, La miseria del hombre, fue publicado en 1948 y valorado por la poeta chilena y premio Nobel Gabriela Mistral; Me ha removido y, a trechos, me deja algo parecido al deslumbramiento de lo muy original, de lo realmente inédito, expresó.