Antonio García de León acudió a encuentro estudiantil en San Cristóbal de las Casas
Domingo 8 de mayo de 2011, p. 6
San Cristóbal de Las Casas, Chis., 6 de mayo. La que se llamaría casta política en su conjunto pertenece al siglo pasado. En ella no participan las nuevas generaciones, todos los partidos tienen fincada su fuerza en la centuria pasada, en el antiguo régimen, y eso hace muy difícil que avance cualquier iniciativa de la sociedad. Por eso es bueno el surgimiento de un movimiento que se enfrente a la violencia, aunque por ahora no tenga mucha fuerza.
Ojalá creciera una iniciativa civil para las próximas elecciones, porque la mayor parte de los ciudadanos no pertenece a ningún partido político: éstas son asociaciones que viven absolutamente del presupuesto del gobierno y de los impuestos de los ciudadanos, pero ya no representan a los ciudadanos, o los ciudadanos ya no nos vemos representados en los partidos.
Los anteriores son planteamientos de Antonio García de León, quien vino a esta ciudad para participar en el octavo Encuentro Regional Sur-Sureste de Estudiantes de Historia, iniciativa de los alumnos chiapanecos que se llevó a cabo en el Campus III de la Universidad Autónoma de Chiapas.
Investigador del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Morelos y profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, García de León sostiene que el trabajo del historiador es muy difícil y arduo, porque se trata de analizar, de reconstruir situaciones del pasado por medio de fuentes escritas, memorias, tradición oral, etcétera. Resulta muy difícil porque la historia no se ocupa del pasado solamente: se hace desde el presente. Entonces los historiadores siempre imprimimos al pasado la marca de lo que sucede en el presente. Muchos historiadores creen que la historia es ocuparse del pasado, y no, porque el pasado siempre se proyecta en el presente, pero también tiene elementos del pasado, que son esos elementos que han aparecido en los movimientos sociales en Chiapas, siempre
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García de León, autor de un libro que es referencia fundamental para la comprensión de la historia de las rebeliones indígenas en Chiapas: Resistencia y utopía (1985, ERA), afirma que esta entidad tiene el privilegio de haber tenido, a final de cuentas, un movimiento armado a finales del siglo XX, cuyas características también apuntan a una demanda hacia el futuro (en su momento es un movimiento que engloba demandas de la sociedad nacional).
De acuerdo con el investigador, actualmente vivimos una transformación tan radical que ya no sabemos hacia dónde se dirige la sociedad. Vivimos una recomposición y una disolución del Estado, en su forma anterior, porque a partir del siglo XXI México ha entrado en un proceso del fin del presidencialismo, de mayor libertad electoral, pero al mismo tiempo en un proceso de feudalización: la creación de poderes regionales que sustituyen al antiguo presidencialismo, esto hace muy difícil el control de la violencia, porque los poderes locales están muchas veces comprometidos con el crimen organizado
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