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Marcha por la paz

Sin cambio, “en 2012 preguntaremos por cuál cártel votar”

No más muertes; que renuncie García Luna a la SSP: Sicilia

Se emprenderán acciones de resistencia civil pacífica si no atienden los reclamos

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Al Zócalo capitalino arribaron lo mismo amas de casa que obreros o estudiantes, todos con una sola consigna: que se ponga fin a la violencia y la ola de muerte en el paísFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Lunes 9 de mayo de 2011, p. 2

Al encabezar la concentración en el Zócalo con que concluyó la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad, el poeta Javier Sicilia exigió la renuncia del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Queremos oír un mensaje, con esa renuncia, del Presidente de la República, diciendo que sí nos escuchó, sostuvo al comenzar su intervención entre gritos que pronto se tornaron en un solo coro: Fuera Calderón, fuera Calderón.

Ante miles de participantes en esta movilización que comenzó el jueves en Cuernavaca, Morelos, Sicilia cuestionó: ¿Por qué se permitió al Presidente de la República lanzar al Ejército a las calles, en una guerra absurda que nos ha costado 40 mil víctimas y millones de mexicanos abandonados al miedo y la incertidumbre?

Además criticó la pretensión del Congreso de incluir en la Ley de Seguridad Nacional facultades para el uso del Ejército, porque esta legislación no puede reducirse a un asunto militar. Asumida así, es y será absurdo. La ciudadanía no tiene por qué seguir pagando el costo de la inercia y la inoperancia del Legislativo y sus tiempos convertidos en chantaje administrativo y banal cálculo político.

Durante la concentración, Olga Reyes –a quien le ejecutaron a varios miembros de su familia en Chihuahua– y Patricia Duarte, una de las madres de los niños fallecidos en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, leyeron el pacto civil surgido de esta marcha que busca detonar una nueva convivencia y sentar nuevas bases para legalidad. Las propuestas son el inicio del camino, no son su fin.

Un pacto que contiene un conjunto de exigencias para recomponer el tejido social, como premisa para detener la violencia, y a cuyo cumplimiento se le dará seguimiento para que los actores involucrados asuman y cumplan compromisos de instrumentarlo. Para tal efecto, dijo Duarte, se crearán comisiones de la sociedad civil para verificación y sanción –que se conformarán el 10 de junio en Ciudad Juárez–, y en caso de no haber respuesta se emprendarán acciones de resistencia civil y pacífica para lograr el cumplimiento de un suelo mínimo para la reconstrucción de la nación.

Horas antes de que arribara la marcha, procedente de Ciudad Universitaria, desde el templete en el Zócalo, ante centenares que aguardaban la llegada de los contingentes, se leyeron más de 70 testimonios de historias trágicas. Se soltaron globos blancos en memoria de las víctimas, hecho saludado desde la Catedral metropolitana con el tañer de las campanas, como se hiciera a la llegada de la marcha y al término de los discursos.

Vendría el poeta Sicilia a leer un discurso con tintes de elegía. “Si hemos llegado en silencio es porque nuestro dolor es tan grande y profundo y el horror del que proviene tan inmenso, que ya no tienen palabras con qué decirse. No queremos más muertos, más violencia que asfixie vidas inocentes, como la de mi hijo Juan Francisco o miles de hombres, mujeres, niños y ancianos asesinados con un desprecio y una vileza que pertenecen a mundos que no son ni serán nunca los nuestros.

Estamos aquí para decirles que este dolor del alma no lo convertiremos en odio ni en más violencia, sino en una palanca que nos ayude a restaurar el amor, la paz, la justcia, la dignidad de la balbuciente democracia que estamos perdiendo. Lamentó que todos los días se escuchen historias terribles de violencia: ¿Cuándo y en dónde perdimos la dignidad? Si no se reconstruye el tejido social roto, solamente podremos heredar a nuestros muchachos una casa llena de desamparo, de brutalidd y engaño donde reinan los señores de la muerte, de la ambición del poder, de la complacencia y la complicidad con el crimen.

Sicilia reprochó a gobernantes y políticos sus omisiones e indolencias frente a la situación de violencia, que nos ha conducido a esta espantosa desolación. Los políticos tienen que aprender a escuchar, porque sus actitudes, como la de los gobiernos, las jerarquías económicas, los llamados poderes fácticos y sus siniestros monopolios, han favorecido una realidad en la que los criminales, en su demencia, buscan imponernos aliados con las omisiones de los que detentan alguna forma de poder.

Censuró que en el Congreso de la Unión se hayan confabulado para ocultar a un prófugo de la justicia, acusado de tener vínculos con el crimen organizado, y después terminaran por aceptar su realidad criminal en dos vergonzosos sainetes.

Llamó a los partidos a una limpieza real de sus filas, porque en todos ellos hay vínculos con el crimen organizado, y a asumir un compromiso real de ética política, pues en caso contrario en 2012 “nos tendremos que preguntar por cuál cártel o por qué poder fáctico tendremos que votar”.

Sicilia sostuvo que el narcotráfico se debe enftrentar como un problema de salud pública y sociología urbana, y no como un asunto criminal que se confronta con violencia. Condenó la postura estadunidense de beneficiarse con el lavado de dinero y la venta de armas, mientras se mantiene el mercado de consumo de droga.

Subrayó la importancia del pacto civil a que se ha convocado para restituir el tejido social, asumir un compromiso elemental con la paz para rehacer la nación y para que los jóvenes dejen de ser las víctimas de esta guerra o el ejército de reserva de la delincuencia.

El país está ante una encrucijada compleja en la que, si los políticos no responden, no sólo las instituciones quedarán vacías de contenido y dignidad, sino que las elecciones de 2012 serán las de la ignominia, que hará más profundas las fosas en donde, como en Tamaulipas, están enterrando la vida del país.