Presos denuncian golpizas, tortura y privación de agua
Martes 17 de mayo de 2011, p. 25
Condiciones inhumanas, golpizas y tortura persisten en la prisión de alta seguridad de La Tramacúa, en Colombia, aseguró Alliance for Global Justice. Se priva a los presos de agua y la comida contiene materia fecal o está podrida, según han constatado la Comisión para los Derechos Humanos de Naciones Unidas y distintas ONG, y existen condiciones sanitarias deficientes que los presos han denunciado al presidente Juan Manuel Santos mediante una huelga iniciada el 9 de mayo en la que demandan el cierre del penal.
Los disturbios comenzaron entre el 29 de abril y el 2 de mayo, cuando el abasto de agua fue recortado en la Tramacúa, lo que dejó a los presos sin agua para bañarse, lavar trastes y ropa, y el inodoro.
El primero en protestar fue el reo Hernán Rodríguez, quien empezó un ayuno el 2 de mayo para exigir mejores condiciones penitenciarias, atención médica y su traslado a Bogotá, donde reside su familia, así como la libre comunicación de cartas y llamadas a su esposa y sus cinco hijos.
Debido a su iniciativa, el 3 de mayo Rodríguez fue castigado en el patio, donde permaneció bajo el sol durante 10 horas.
El día 6 los prisioneros hicieron un llamado al mandatario colombiano y al ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, para detener la tortura y las sistemáticas restricciones de agua con las que los responsables de la prisión castigaban colectivamente a los presos.
El día 7 Rodríguez fue aislado y golpeado por guardias de la prisión para obligarlo a terminar su huelga de hambre.
En represalia, el día 9 unos 300 presos comenzaron una huelga en favor de Rodríguez, y se negaron a llevar uniforme y a cooperar con las autoridades penitenciarias.
Los presos se quejaron del castigo colectivo que ejercen las autoridades al cortar el agua por días y permitir el acceso al líquido sólo por cinco minutos cada 48 horas.
El 10 de mayo 60 presos de la torre cinco denunciaron las pésimas condiciones sanitarias de la prisión y fueron reprimidos con gas lacrimógeno.
En los últimos días, Rodríguez se cosió la boca para evitar ser alimentado a la fuerza y 60 presos penden de hamacas y se balancean en el aire desde el segundo piso de la Tramacúa exigiendo su traslado y el cierre de la institución.
La Tramacúa fue construida en 2000 con fondos de la Agencia para la Ayuda al Desarrollo Internacional de Estados Unidos y estaba destinada a ser el modelo de una nueva cultura penitenciaria
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Más información sobre el caso en www.afgj.org/