No podemos permitir que los delincuentes invadan impunemente las esferas culturales
, dice
Esas melodías encumbran a perversos delincuentes, responsables de masacres como la de San Fernando
Viernes 20 de mayo de 2011, p. 14
La prohibición de los narcocorridos no es un tema de censura, porque no es un tema de moral
, y esas melodías encumbran a los más perversos delincuentes, responsables de masacres como la de San Fernando, Tamaulipas
, afirmó Alejandro Poiré Romero, vocero del gabinete de seguridad nacional en su blog.
Para el funcionario la prohibición de este tipo de temas musicales es un asunto de legalidad y de poner un alto al crecimiento de la cultura de la indiferencia y de la violencia. No podemos permitir, como gobierno y sociedad, que los delincuentes invadan impunemente también las esferas culturales para normalizar sus crímenes, debilitar nuestros esquemas de valores y obstaculizar la construcción de una cultura de la legalidad que tanta falta nos hace para alcanzar la auténtica seguridad
.
El vocero escribió en su blog: “la letra de uno de los narcocorridos disponible hace unos días en la red presume orgulloso el uso de la violencia de las organizaciones criminales como un camino deseable. Habla de sus armas, del uso que les dan contra la población, de sus delitos. Sus palabras y ademanes emulan los de un sicario. El ritmo de la música es pegajoso y quienes aparecen en la imagen visten bien, parecería que se divierten, que tienen éxito y son un modelo a seguir.
Una vista casual y desinteresada haría quizás olvidar por un momento que cantan sobre crímenes indecibles, indignantes y repugnantes. Que el ritmo al que bailan es el de la violencia que lastima a muchas familias en México, particularmente en estados como Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas y Nuevo León. Que la cultura que promueven estas canciones encumbra a los más perversos ejemplares de la violencia delincuencial, capaces de masacres inhumanas como las ocurridas en San Fernando.
Señaló que esa vista casual y desinteresada es la que no nos podemos permitir
y mencionó que como sociedad “no debemos ser indiferentes a esos narcocorridos. Ya lo fuimos por demasiado tiempo”.
Resaltó que “además de los elementos jurídicos que explícitamente prohíben la apología del delito, quienes tienen posiciones de liderazgo y responsabilidad pública deben atender el problema de la criminalidad en todas sus aristas, incluso en las menos obvias.
Seguramente habrá quien opine que desde hace años se escucha este tipo de música en la región (de Sinaloa), pero hay que decir que también hace años que el narcotráfico tiene presencia en la zona y no por eso debemos considerarlo normal o tolerable, sino todo lo contrario.
Y apuntó que además del despliegue policial y militar para combatir a los grupos criminales “hay una lucha cultural que debemos reconocer para impedir que los homicidas, secuestradores, extorsionadores y traficantes de drogas se apropien de la música norteña impregnándola de letras que pretenden naturalizar y legitimar su actividad, que en todos los sentidos es criminal.
La violencia no sólo se genera a balazos. La incorporación de este tipo de canciones en lugares que han sido asolados por los criminales representa un intento por imbuir al tejido social de patrones de valores inadmisibles para nuestro país.