Las comisiones unidas de Derechos Humanos y de Atención a Grupos Vulnerables de la Cámara de Diputados aprobaron una reforma para que los gobiernos federal, de los estados y del Distrito Federal apliquen programas para la atención, rehabilitación y reinserción social de niños y adolescentes en situación de calle.

La reforma a la Ley para la Protección de las Niñas, Niños y Adolescentes define que también los órganos públicos y autoridades federales deben garantizar la protección y el desarrollo integral de los menores que por alguna situación de vulnerabilidad social se encuentren en riesgo, abandono o situación de calle.

El dictamen aprobado ayer señala que los menores que han perdido a su familia o la han abandonado sufren explotación laboral y sexual, son atropellados por automóviles, consumen drogas o están involucrados en su tráfico; mientras las adolescentes enfrentan embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual y no tienen acceso a los servicios de salud.

No obstante, la reforma señala que los gobiernos podrán efectuar convenios con empresas privadas para llevar a cabo las acciones que otorguen a los menores programas compensatorios y medidas que garanticen el pleno respeto y ejercicio de sus derechos.

La comisión refirió que, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública federal, la edad promedio de niños en situación de calle es de 7 a 17 años, y la de las niñas entre 10 y 14, y que un informe de Casa Alianza calculó que existen en el país 100 mil menores que no tienen hogar, lo que los hace vulnerables a agresiones físicas, emocionales y sexuales.

Agregó que para obtener dinero se dedican a la venta de dulces, bebidas, cigarros y periódicos o lavan coches, son cargadores, boleros, malabaristas en las esquinas e incluso se recuestan en vidrios extendidos sobre tela.

La comisión detalló que según el mismo reporte de la SSP, los menores se organizan para rentar cuartos donde pasan la noche, se dedican al consumo de droga o a la prostitución.

“El uso de sustancias tóxicas forma parte fundamental de su vida, al consumirlas para evadir su dolorosa realidad, contrarrestar el estrés, combatir el dolor, el sufrimiento y las adversidades climáticas o por simple recreación. Predomina el consumo de tabaco e inhalantes, seguidos por la piedra o crack y las bebidas alcohólicas, principalmente cerveza o mezcal”, explicó.

El dictamen cita también que el incremento de la violencia y la inseguridad ha provocado que niños y adolescentes en situación de calle, “además de ser víctimas de extorsiones policiacas, también son narcomenudistas de bandas de delincuencia organizada”.