Al menos diez presuntos pistoleros murieron ayer durante varios tiroteos habidos en la cabecera municipal de Florencia de Benito Juárez, Zacatecas, entre supuestos zetas y rivales de los cárteles unidos, aunque el número de bajas sería mayor porque cada bando se llevó muchos de los cuerpos, según dijo el procurador de Justicia estatal, Arturo Nahle García.

La sicosis se extendió a los cuatro mil habitantes de la pequeña localidad ubicada 210 kilómetros al suroeste de la capital, porque los padres habían dejado a sus hijos en el kínder, la primaria, la secundaria, y no pudieron regresar por ellos ante la intensidad de las balaceras; mientras otros planteles también estaban atestados a la hora en que comenzaron los disparos y explosiones de granadas.

Los comercios bajaron las cortinas y cerraron las puertas con dueños, empleados y clientes dentro, durante más de tres horas, entre la mañana y el mediodía, por las escaramuzas en la carretera al municipio de Atolinga, la presa local y la misma plaza principal; lugares donde quedaron los cuerpos de una decena de presuntos sicarios que no pudieron rescatar sus cómplices, indicó el procurador.

Empero –dijo– es un hecho que hubo mucho más muertos, por así coincidir los testimonios recabados; entre los cuales los medios locales destacaron el de un vecino cuya familia vio al camión de la basura cargado de cadáveres luego de toparse con los pistoleros y mientras Los zetas al sentirse perdidos quisieron entrar a un domicilio cuyas puertas fueron destrozadas por las ráfagas.

Nahle refirió que 16 vehículos usados por ambos grupos quedaron también inutilizados en la refriega, seis de ellos incendiados, y tras la serie de incidentes llegaron militares y policías estatales de Zacatecas y Jalisco, que en un primer acopio incautaron dos granadas de mano y una para fusil, 182 cargadores de rifle AK-47 y 95 de AR-15, además de numerosos cartuchos para ambas armas.

El martes pasado fuentes de la Secretaría de Seguridad Pública de Zacatecas confirmaron que un nutrido grupo de sicarios de los cárteles unidos llegaron a las comandancias de Florencia de Benito Juárez y Teúl de González Ortega, y tras amagar y desarmar a los guardias los dejaron en calzones, advirtiéndoles que no se involucraran con otros grupos criminales que también actúan en esta región serrana donde abundan los plantíos de mariguana.

Unos seis hombres también fueron ejecutados en Guerrero: dos de ellos baleados en Acapulco y cuatro decapitados en distintos puntos del municipio de Tecpan de Galeana. Entre estos últimos dos aparecieron en San Luis la Loma, pero sólo uno estaba sin cabeza, y la extremidad cercenada se localizó a 100 metros del cuerpo.

En una parada de autobús de San Francisco, de la comunidad de Los Llanos y el entronque del puerto de San Vicente sobre la carretera federal, se hallaron los cuerpos decapitados de tres desconocidos más, y sus presuntas cabezas en la comunidad de Santa Rosa, junto a una camioneta calcinada con placas del estado de México y un mensaje no revelado escrito en un trozo de cartón.

Otras 12 personas perecieron en diversas entidades: cinco de ellas en Durango, que incluyen a una jovencita de 14 años identificada como Araceli Sarabia, desaparecida el miércoles y cuyo cuerpo apareció ayer en la colonia La Victoria de Pueblo Nuevo. En Torreón, Coahuila, el policía local Juan Manuel Salais fue ultimado en la colonia Ampliación Los Ángeles; mientras en los alrededores del museo Casa del Cerro de la ciudad, militares y policías dispersaron una protesta contra los operativos de seguridad.

Entre las restantes ejecuciones tres correspondieron a Nuevo León e incluyen la de una mujer decapitada en Guadalupe; la de un sujeto en Sinaloa, donde también fue detenido Carlos Fernando Bakir Ramírez, de 26 años y presunto sicario de los Beltrán Leyva. Otro sujeto pereció en Michoacán, y el presunto secuestrador Rogelio Armando Magallanes López apareció también baleado y con su credencial de elector clavada en la frente en Xalisco, Nayarit.