Hace falta hablar entre personas, ciudades, países y continentes, comenta a La Jornada
Diez obras del artista mexicano ocupan los jardines del Muzeon
La exposición Nuestros silencios, que no pudo hacer escala en la capital francesa, concluye recorrido por Europa
Jueves 26 de mayo de 2011, p. 6
Moscú, 25 de mayo. La tradición prehispánica de escultura monumental irrumpió este miércoles en el corazón de la capital de Rusia con Nuestros silencios, exposición itinerante del artista mexicano Rivelino (San José de Gracia, Jalisco, 1973).
A partir de hoy, los moscovitas pueden apreciar en los jardines del prestigiado Muzeon 10 piezas tridimensionales de gran formato en bronce, aparentemente idénticas, pero distintas en los detalles, y una caja táctil de acero, para las personas invidentes o las que prefieren percibir la realidad con ayuda de las manos.
La monumental instalación escultórica (cada figura tiene 3.50 x 2.30 x 1.10 metros y pesa más de una tonelada, todas con la boca tapada por una placa colgante que puede significar un gran suspiro o un gran dolor) concluye aquí –tras dos años de periplo por espacios públicos relevantes de Lisboa, Madrid, Bruselas, Postdam, Roma, Londres y Moscú– su ciclo en Europa y regresa a México, donde todavía no se ha exhibido.
Existe una gran falta de respeto a la libertad de expresión. Durante mucho tiempo me fui dando cuenta de que hay pequeños grupos a los que no se deja decir lo que piensan y que esas minorías existen en todas partes del mundo, pero si las juntamos todas ya no son minoría, son la gran mayoría
, reflexiona el escultor.
Y explica: Me pareció que eso era tema suficiente para hacer esta exposición y aventurarme en el desafío de llevarla por Europa
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El artista jaliciense, cuya obra siempre incluye una línea escultórica que lo identifica fácilmente con sus raíces mexicanas, expresa: Ojalá que la gente que venga a ver esta exposición entienda la importancia de respetar lo que piensan otros, no importa que sea así de pequeño o así de grande
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Nuestros silencios alude no sólo a la falta de comunicación entre las personas, no solo a todo lo que callamos los seres humanos a nivel masivo. También cuenta cómo no hablamos ni con la persona que vemos todos los días en el espejo, no hablamos con el vecino como queremos, no hablamos de ciudad a ciudad, de país a país, de continente a continente
, subraya Rivelino.
Asimismo es una suerte de revancha personal contra todos los que no creyeron en el proyecto: Hace dos años hubo mucha gente que cuando escuchó la historia no creía que la exposición fuera a ser posible. Primero, hubo gente que decía que las esculturas no iban a salir nunca del taller donde se hicieron. Después otros vaticinaron que no iba a pasar de Lisboa, y así consecutivamente; cada que pasaba un país, decían que seguro era el último
, relata Rivelino.
Por eso, afirmó, hoy es un día muy importante para mí, y no solo por coincidir con mi cumpleaños: es que con este día se cierra un gran ciclo de una exposición en la que, en sus orígenes, muy pocos creyeron y que ha durado ya dos años
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Gigantes que no llegaron a París
Cancelado el Año de México en Francia, del cual Nuestros silencios iba a ser uno de los proyectos realmente fuertes en París, a mediados de febrero anterior, Rivelino recibió el apoyo del embajador de México en Rusia, Alfredo Pérez Bravo, para traer sus gigantes a este país.
Satisfecho por haber logrado que Moscú sea la última escala de la exposición itinerante en Europa, el diplomático destacó que Rivelino nos expone no sólo su talento como gran escultor e innovador, sino nos propone un tema fundamental en la vida de cada uno de nosotros: nos está invitando a reflexionar sobre la comunicación, nos recuerda con letras mayúsculas la importancia de asumirnos precisamente como seres sociales
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