Débil perspectiva económica
Peor que en décadas anteriores
Ronchas en los otros seis enanos
ferrados a un modelo económico que año tras año deteriora el nivel de bienestar de los mexicanos, cinco gobiernos al hilo han prometido el paraíso y un futuro venturoso, mientras el país se hunde más según se suceden los sexenios. La realidad ha sido inversamente proporcional al discurso, pero nadie mueve un dedo para alcanzar el equilibrio entra una y otra. De hecho, entre la autodenominada clase gobernante nadie parece interesado en modificar un ápice el estado de cosas, porque todos están con los ojos puestos en el próximo periodo electoral para renovar
(así le llaman) al inquilino de Los Pinos.
Pues bien, más les vale que se apuren con sus grillas y enjuagues, porque la perspectiva económica y social para el país va de mal en peor. Cierto es que esto no es novedad, pero llama la atención que la estimación de la Cepal para el futuro inmediato de México en materia de crecimiento económico resulte inferior, por ejemplo, a la de Nicaragua y apenas por arriba a la de Paraguay. Y ello es posible como resultado de un modelo económico-político que se niegan a modificar.
En uno de sus análisis periódicos sobre la realidad latinoamericana, la Cepal concluye que para el periodo 2010-2020 México destaca (sin ser el único), pero en sentido negativo, toda vez que disminuiría aún más su tasa de crecimiento con respecto a las dos décadas previas, producto, entre otros elementos, de la caída en el aporte que el empleo y la productividad total registrarían
, algo que –se supone– es mucho más delicado y atendible que las grillas de palacio.
La perspectiva mexicana se contrapone al crecimiento potencial de América Latina, el cual se ha incrementado sostenidamente en las últimas dos décadas, desde tasas ligeramente superiores a 2 por ciento a inicios de los años 90 a tasas cercanas a 4 por ciento en los años recientes. México, por el contrario, ha ido de más a menos, con ganas de empeorar. En efecto, de acuerdo con la información oficial, la economía mexicana registró una tasa promedio anual de crecimiento superior a 6 por ciento durante tres décadas continuas, y de sólo 2 por ciento en los 30 años siguientes.
Para no ir más lejos, en el sexenio de López Portillo la tasa anual promedio de crecimiento fue de 6.55 por ciento. Cambió el modelo económico, y Miguel de la Madrid desplomó esa tasa a 0.34 por ciento; con Carlos Salinas subió a 3.9 por ciento; con Ernesto Zedillo descendió a 3.5; con Vicente Fox se redujo a 2.3, y con Felipe Calderón a 1.9 por ciento, en el mejor de los casos. Felizmente está por concluir el sexenio calderonista, pero el problema se mantiene, porque la perspectiva y el potencial económicos del país van a la baja.
Ahora que, como parte de su campaña propagandística, los blanquiazules presumen los grandes logros
en sus poco más de 10 años en Los Pinos, vale mencionar que la propia estadística gubernamental revela que en esa década la dupla panista ofrece los peores resultados económicos, por limitar la revisión a ese campo. Como aquí se ha señalado, a punto de montarse en el Ipiranga Porfirio Díaz dejó tras de sí una década, la primera del siglo XX, con una tasa anual promedio de crecimiento económico de 3.31 por ciento. En la primera del siglo XXI, Fox-Calderón apenas llegaron a 1.2 por ciento.
¿Quién modificaría ese panorama en el próximo sexenio? ¨Por la oferta de candidatos destapados, autodestapados y con muchas ganas de que alguien los destape, ninguno. La Cepal reporta que el crecimiento potencial de América Latina se ha incrementado sostenidamente en las dos décadas recientes, desde tasas ligeramente superiores a 2 por ciento a inicios de los años 90, a tasas superiores a 4 por ciento en los últimos años, pero en el feliz balance no aparece México, pues ha seguido la misma ruta, pero en sentido contrario: de 6 en los 70 pasó a 1.2 en la primera década del nuevo siglo.
Por lo que toca sólo al actual inquilino de Los Pinos, la situación no es para presumirla ni en los discursos. En campaña electoral prometió un crecimiento económico anual de 5 por ciento, y al cierre de 2010 la tasa promedió a duras penas 0.9 por ciento. Ese es el resultado concreto en cuatro años, que se compara rotundamente de forma negativa con lo sucedido en el primer cuatrienio de otros gobiernos, algunos de ellos también con crisis y devaluaciones.
Las cifras oficiales dan cuenta de los resultados económicos (promedio anual) en el primer cuatrienio de los siguientes gobiernos: Lázaro Cárdenas, 5.1 por ciento; Manuel Avila Camacho, 6.8; Miguel Alemán Valdés, 5.72; Adolfo Ruiz Cortines, 6.4: Adolfo López Mateos, 5; el genocida Gustavo Díaz Ordaz, 6.9; Luis Echeverría (ídem), 6.4, y José López Portillo, 7.82.
Llegaron los reformadores
y el balance, para igual lapso, es el siguiente: Miguel de la Madrid, -0.24 por ciento; Carlos Salinas de Gortari, 4.26; Ernesto Zedillo, 2.65; Vicente Fox, 1.52, y Felipe Calderón, 0.9. Muchas cifras, sí, pero dan el contexto: en los primeros cuatro años del zedillato el crecimiento económico fue casi 40 por ciento menor al reportado por el inquilino anterior, el de la solidaridad
; en igual periodo, pero con el ideas cortas y la lengua larga en Los Pinos, tal crecimiento resultó 43 por ciento por abajo del registrado en tiempos del que prometió bienestar para la familia
, y con Calderón el mismo indicador resulta 50 por ciento menor al alcanzado por el pregonero del cambio
, de tal suerte que si de pronósticos se trata, el próximo gobierno podría presumir, con grado de excelencia, un avance promedio anual de 0.37 por ciento, y así para adelante, hasta que el estallido social nos alcance.
Por si fuera poco, los analistas de la Cepal pronostican que en el periodo 2010-2020 la economía mexicana disminuirá aún más su tasa de crecimiento. Imposible, pues, mantener el modelito.
Las rebanadas del pastel
El destape
del Cordero del señor sacó ronchas a los seis enanos restantes, a quienes el inquilino de Los Pinos –Blanca Nieves, para los cuates– les provocó la demolición del ánimo
. Eso sí, algunos se niegan a aceptarlo, como Alonso Lujambio. Según él, el actual secretario de Hacienda no es el candidato de Felipe Calderón
, por la simple razón, dice, de que en mi partido no tenemos esa cultura y precisamente esa es la que combatimos durante muchos años y no vamos a caer en ella
. ¿De plano no se ha dado cuenta que el PAN lejos de combatir
las prácticas tricolores las ha llevado más allá?
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