El apagón analógico es prioridad para el gobierno mexicano, en aras de disponer y y licitar más espectro para telecomunicaciones, pero no es prioridad para la población, que ahora tiene muchas otras formas de comunicación y entretenimiento más allá de la televisión, aseguró la especialista en telecomunicaciones Salma Jalife.

Dijo que para la industria de la televisión el apagón analógico es importante por la evolución tecnológica y búsqueda de nuevos mercados, pero no como algo prioritario. La especialista destacó que si el gobierno opta por abrogar el decreto para la transición digital se podría avanzar conforme a la política de 2001, pero consideró necesario que el apagón se produzca antes de 2021.

Como miembro del Consejo Consultivo de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), Salma Jalife dijo que el órgano regulador no incluyó en la agenda de trabajo el decreto para la transición a la televisión digital terrestre, y tampoco ese grupo encargado de dar opiniones para la solución de temas lo puso sobre la mesa.

Ante la posibilidad de que el Ejecutivo abrogue el decreto sobre el que hay una suspensión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la especialista señaló que o más deseable sería que el apagón analógico ocurra antes de 2021 para el que originalmente estaba previsto conforme al acuerdo secretarial de 2004, ya que ante los hechos no será posible concretarlo en 2015, como se previó en el decreto.

Dijo que el apagón analógico es prioridad para la actual administración para hacer una planeación mucho más eficiente del espectro radioeléctrico. Para la población no es un asunto de primera necesidad, debido a que tiene muchas otras formas de informarse y entretenerse, sobre todo los jóvenes con las nuevas tecnologías.

Para la industria es una necesidad, aunque tengan un nicho muy cómodo en el mercado de televisión abierta, pero hay evolución tecnológica a la que deben adaptarse. Se piensa que la televisión digital será una tecnología disruptiva, pero ningún medio ha desaparecido ante la aparición de nuevas tecnologías, eso depende de los hábitos de comportamiento y consumo de la población, pero también de su capacidad económica para acceder a esas nuevas tecnologías.