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La sociedad ya no aguanta más, advierte el legislador del PRI

Poderes fácticos mandan en el país: Ramírez Marín
 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de mayo de 2011, p. 5

En México, en la década reciente se han fortalecido y creado poderes fácticos que mandan por encima del Estado, y esa desproporción en el control del país ha orillado a la sociedad a no aguantar más y a advertirles que su supervivencia dependerá de que acepten un nuevo acuerdo político y económico, sostuvo el presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín (PRI).

Ante los sucesos recurrentes de descomposición social en la República, el legislador priísta advierte que las recientes movilizaciones de la población pueden tomar otro rumbo, incluso más allá del natural cambio de autoridades, si persisten en no atender sus demandas.

“Hay que ir a un cuerpo mínimo de acuerdos, que puede estar más allá de los poderes fácticos, que no pueden asegurar que podrán domar al monstruo de mil cabezas. Si un día estalla y se manifiesta como tal, ¿quién puede decir, de los poderes fácticos, ‘yo lo tengo del cuello, y hacer que me obedezca’? Y no sabemos eso qué cambios va a propiciar.

Tenemos que revisar los distintos caminos que están tomando las manifestaciones en Medio Oriente y ahora en España y en otros países.

En entrevista con La Jornada, el presidente de la mesa directiva en San Lázaro también cuestiona el nivel de autoridad metaconstitucional que, por encima de la negociación o el acuerdo, asume en sus funciones diarias Felipe Calderón Hinojosa:

Todos los partidos entendemos que las facultades del Presidente no corresponden al papel que debe jugar el Ejecutivo en una democracia. Ahora que no tiene toda la fuerza, las usa o decide usarlas y eso desequilibra el ambiente político. Creo que sí se prefiere la autoridad, antes que la negociación.

–¿Qué se requiere para dar un paso distinto como país?

–La responsabilidad de la situación actual está en la clase política, que ha permitido que el estado de derecho, no sea de derecho; hemos manifestado a la sociedad nuestro desprecio y que el interés primordial (es) por los resultados que nos interesan a nosotros, y eso la sociedad lo sabe.

Cada vez está más consciente de que los resultados electorales no necesariamente representan un cambio. En cada elección se inventa el país, surge una nueva esperanza, pero los países no cambian ni se desarrollan ni se vuelven ricos con esperanza.

–¿Hasta dónde este país podrá seguir reinventándose de esa forma? –se le inquiere.

–Estoy absolutamente seguro de que la sociedad mexicana no aguanta más y de que las manifestaciones pueden empezar a tener caminos de exigencia. El favor que nos ha hecho el PAN es demostrar que efectivamente ello no depende de partidos.

El problema no es de qué color se gobierna, sino que el sistema de impunidad persiste. La sociedad está convencida de que debe haber cambios más radicales, y no estoy seguro de que esté dispuesta a sacrificarse.

–¿Es evidente un divorcio sociedad-clase política?

–El problema no se da entre la sociedad y los políticos: es entre los políticos y su capacidad de construir soluciones.

“Esto empezó no por cuestiones de partido, sino por un asunto social y de pensamiento político en 2006, y lo impugnado de la elección, en primer lugar; las decisiones de la Presidencia para remontar esa impugnación, las de los órganos electorales y de los partidos sobre esa elección.

Y la política que antes construía alrededor de una figura central se dispersó, y cada vez ha sido más difícil llegar a acuerdos.

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El diputado priísta Jorge Carlos Ramírez MarínFoto Francisco Olvera

–¿La disgregación del régimen presidencialista?

–Sin duda. El régimen presidencialista le concedió al Ejecutivo facultades metaconstitucionales, que no usaba, pero todos sabían que las tenía y podía usarlas. Pero hoy todos sabemos que ya no corresponden al papel que el Presidente debe jugar en una democracia.

–Y en estos cinco años ha recurrido a la fuerza verbal contra las fuerzas políticas, el PRI en especial –se le recuerda.

–Como salir en los medios electrónicos días antes de elecciones estatales, o criticar abiertamente a estos gobiernos sin que tengan la oportunidad de defenderse. Insisto, cuando los presidentes tenían toda la fuerza, no usaban esas atribuciones. En cambio, ahora que el Presidente no tiene toda la fuerza, decide usarlas, y eso desequilibra el ambiente político.

–¿La queja persistente es al autoritarismo presidencial?

–Es muy sencillo: el Presidente opta por los decretos, en lugar de las iniciativas, cuando siente que ello le representa un beneficio. Creo que se prefiere la autoridad antes que la negociación.

“Le resulta difícil la negociación. Y yo pregunto: ¿cómo resultarían fáciles, si desde el Ejecutivo un discurso tajante ha sido: ‘no quiero el retorno del pasado’? Y, ¡ey!, esos somos nosotros. Entonces, ¿qué negociamos, si el objetivo fundamental es acabarnos, destruirnos o impedirnos el paso? ¿Qué construimos con una Presidencia que ya tomó una decisión?”

No obstante, interrogado sobre el colaboracionismo del PRI con el actual régimen, responde: “Es un hecho que, desde su vocación institucionalista, el PRI se siente más cómodo o mejor cuando sabe que ha apoyado al gobierno y contribuyó al equilibrio o a la institucionalidad del país. Por ejemplo, la toma de protesta del Presidente.

“Y debiera haber un esfuerzo por el otro lado para entender aquellas cosas que el PRI no puede acompañar. Pero en lugar de eso, la visión es ‘cuando no estás conmigo, no fuiste conmigo, no me acompañaste, porque ello significaba traicionar principios, ¡ah!, ‘eres retardatario, eres la congeladora; los diputados del no’. ¡Eso es absolutamente falso!”

–¿Es real un conflicto entre diputados y senadores del PRI?

–No es un asunto que necesite una definición, sino de circunstancias. La primera, el senador Manlio Fabio Beltrones es un aspirante a la Presidencia, y la segunda, que el PRI es minoría en la Cámara de Senadores, pero es mayoría en la de Diputados.

Los diputados no tenemos cómo garantizar que las reformas pasen en el Senado, dependemos de la comunicación que seamos capaces de construir con el coordinador priísta en el Senado y presidente de esa cámara.

–¿Se ha cortado la relación?

–No. Es, diría incluso, intensa, pero el tema no es por las candidaturas, sino por la percepción que a veces tienen los senadores y los diputados frente a las otras fuerzas opositoras. Yo, como presidente de la Cámara, sólo he recibido de Manlio Fabio excelente trato y extraordinaria comunicación.

–¿Es posible terminar con la descomunal desproporción en el reparto de la riqueza?

–Ese es posiblemente el origen de todo, porque para que esa desproporción se dé se necesitan dos cosas: el incumplimiento histórico del estado de derecho, conseguido con privilegios especiales, y esa desproporción ha creado poderes más allá del Estado, que mandan por encima del Estado. Pero ellos deben entender que su supervivencia depende de un acuerdo nacional.