En América Latina y el Caribe menos de 10 por ciento de los cargos de alta dirección en universidades y centros de investigación son ocupados por mujeres, ya que persiste el llamado techo de cristal que hace del acceso a cargos de poder una tarea muy compleja para académicas e investigadoras, pues “aún es visto como un acto transgresor y un desvió de nuestra ‘causa natural’ que incluye el cuidado del hogar, los hijos y la perpetuación del apellido del esposo”, afirmó Yoloxóchitl Bustamante Díez, directora general del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Al inaugurar el primer Encuentro de Mujeres Líderes de las Instituciones de Educación Superior de las Américas señaló que no sólo se debe hacer frente a la pesada lápida de la culpa por abandonar el cuidado de los hijos en pro de un mayor desarrollo profesional, sino que prevalece una creciente inequidad salarial que puede ser hasta de 40 por ciento en comparación con el ingreso promedio de los varones en campos como las ciencias exactas y las ingenierías, ya que la discriminación sigue existiendo.

En el encuentro, que reúne a especialistas de Argentina, Bolivia, Canadá, Chile, Costa Rica, Honduras, Panamá, Perú, Puerto Rico y República Dominicana, Bustamante Díez destacó que no nada más se trata de compartir nuestras historias de éxito y esfuerzo por alcanzar mayores responsabilidades dentro de las instituciones de educación superior en la región, sino que buscaremos construir una red que propicie un espacio de reflexión y diálogo que promueva un liderazgo transformador.

Con la asistencia de Patricia Guiño, secretaria ejecutiva de la Organización Universitaria Interamericana, y de Rafael López Castañares, secretario ejecutivo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, aseguró que como mujeres que han asumido cargos de responsabilidad en el ámbito de la educación muchas hemos tenido que mantenernos en espacios plagados de situaciones discriminatorias, pues el acceso a cargos de poder es una espinosa tarea, sobre todo si provenimos de grupos que han sido marginados, pues debemos enfrentar la constante rendición de cuentas y la presentación de un doble examen como mujeres que hemos decidido saltar el muro.

Reconoció que ser la primera que encabeza el IPN en 75 años de historia, molesta a algunos que una mujer encabece esta institución, situación que también enfrenté en mi desempeño en la iniciativa privada, donde hubo una apuesta de que no duraría seis meses en el cargo.