Neuroeconomista realizó estudio en una universidad de Atlanta
Martes 14 de junio de 2011, p. 3
Washington, 13 de junio. El cerebro de los adolescentes podría dar pistas de lo que será –o no– un superéxito al escuchar ciertas canciones de pop, según algunos científicos estadunidenses, cuyo trabajo aparece en la reciente edición del Journal of Consumer Psychology.
En el estudio de la materia gris de adolescentes mediante imágenes por resonancia magnética (IRM), los investigadores descubrieron que la actividad en la región conocida como estrato ventral está ligada a la popularidad de la música.
Hemos demostrado científicamente que es posible hasta cierto punto utilizar las técnicas de escaneado del cerebro en un grupo de individuos para predecir la popularidad
de una canción, pero también de otros fenómenos culturales, afirmó Gregory Berns, neuroeconomista y director del centro de neuropolítica de la Universidad Emory, en Atlanta.
El pequeño análisis se llevó a cabo en 2006, con 27 jóvenes de 12 a 17 años, a quienes se pidió escuchar una selección de canciones pop poco conocidas, tomadas de la red social MySpace.
Los participantes también debían atribuir una nota a cada uno de los extractos musicales en una escala de uno a cinco.
Los datos se recabaron inicialmente para estudiar cómo afecta la presión del grupo a las opiniones de los adolescentes.
Pero tres años después, Berns se dio cuenta, mientras veía el programa American Idol –destinado a descubrir nuevos talentos–, que una de las canciones de su estudio se había convertido en éxito.
Entonces fui consciente de que teníamos este grupo de datos único sobre las respuestas del cerebro de esos jóvenes al escuchar las canciones antes de que algunas se hicieran populares, y empecé a preguntarme si habríamos podido prever cuál se convertiría en un éxito
, explicó Berns.
Un análisis comparativo de los resultados reveló que los datos almacenados eran estadísticamente significativos para predecir el nivel de popularidad de diferentes canciones, medida en términos de ventas de 2007 a 2010, afirmó el neuroeconomista.