Retirar una matriz por causa de tumores malignos o benignos o interrumpir un embarazo porque el embrión se instaló fuera del útero siempre daña la estabilidad emocional de la mujer, pero si al término del procedimiento su abdomen se conserva casi intacto, con una cicatriz de apenas un centímetro, su recuperación será muy rápida y superar el trauma un poco más fácil.

La gama de padecimientos ginecológicos es amplia, igual que las posibilidades de resolverlos mediante la cirugía endoscópica, que evita las intervenciones quirúrgicas mayores y requiere de incisiones en el abdomen de 15 a 20 centímetros, explicó Héctor Hugo Bustos López, presidente de la Federación Mexicana de Endoscopia Ginecológica.

Además de los beneficios en la salud de las pacientes, este tipo de operación, mejor conocida como laparoscopia e histeroscopia –procedimiento utilizado para el diagnóstico y tratamiento de las malformaciones uterinas– disminuye los costos en los hospitales, evita los riesgos de procedimientos invasivos y largos periodos de recuperación.

En entrevista, el experto comentó que esta alternativa clínica está disponible en México desde 1982 y, aunque ha demostrado sus beneficios, no está reconocida como una subespecialidad médica. Resaltó que la práctica de la cirugía endoscópica requiere de un entrenamiento especializado que actualmente sólo existe en cursos de un año y en unos cuantos hospitales del país.

Opciones de entrenamiento

Generalmente los médicos acceden a simposios de dos a tres días y congresos médicos en los que participan especialistas de prestigio internacional. Otra opción está en herramientas como la telemedicina, mediante la cual es posible enviar los videos de las operaciones para evaluación de médicos en otros sitios del mundo, indicó Bustos López.

Por eso, apenas unos cientos de médicos ginecólogos en el país realizan cirugías laparoscópicas, pero muy pocos para resolver enfermedades graves como el cáncer.

El reconocimiento de la laparascopia como subespecialidad médica permitiría homogeneizar los procedimientos, ampliar la gama de posibilidades terapéuticas, así como el número de ginecólogos entrenados y, sobre todo, reducir al mínimo las complicaciones. En hospitales con médicos bien entrenados, éstas pasan de 2 por ciento, aseguró.

En la Federación Mexicana de Endoscopia Ginecológica están afiliados apenas 450 médicos que tienen la capacidad de efectuar este tipo de cirugías. Todavía son pocos si se toma en cuenta que hay más de 70 colegios de ginecología en el país y ésta es una de las cuatro ramas de la medicina con el mayor número de especialistas. Las otras son pediatría, medicina interna y cirugía general, comentó el directivo del organismo.

Bustos López informó que la Federación planteará a las autoridades sanitarias del país la solicitud de crear la subespecialidad en laparoscopia, la cual también debe contar con el reconocimiento de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Academia Mexicana de Cirugía.

Héctor Hugo Bustos López, presidente de la Federación Mexicana de Endoscopia Ginecológica

Reconoció que todavía existe controversia en torno al tema. Algunas personas ven esta área como una técnica, pero en realidad es un método de abordaje que requiere de un entrenamiento específico, supervisado y homogéneo.

Con ese motivo, Bustos López, en colaboración con el doctor José Gerardo Garza Leal, compiló en el libro Cirugía endoscópica en ginecología: laparoscopia e histerecopia la información actualizada sobre las posibilidades diagnósticas y terapéuticas del procedimiento, así como 50 videos que sustentan cada uno de los artículos escritos por especialistas nacionales y del extranjero. Fue editado por Editorial Médica Panamericana.

Además, dijo, era necesario un libro para saber lo que ha pasado en los 15 años pasados en esta área y difundir sus alcances.

Con laparoscopia se pueden diagnosticar y resolver, entre otros, la mitad de los problemas causantes de infertilidad, principalmente en mujeres que durante más de cinco años han buscado embarazarse, si son mayores de 35 años de edad o si tienen antecedentes de factores de riesgo para infecciones de transmisión sexual, pues éstas pueden estar presentes en sitios del aparato reproductivo femenino que sólo se pueden localizar mediante una cirugía endoscópica.

Evaluación de factores clínicos

De hecho, los doctores Felipe Arturo Morales Martínez, del Centro Universitario de Medicina Reproductiva del Hospital Universitario de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), y Samuel Ríos Monzón, médico adscrito al Servicio de Ginecología y Obstetricia del Centro Médico Nacional de Noroeste, señalan en el capítulo del libro dedicado al tema que la visualización de la pelvis femenina mediante la endoscopia es un paso necesario en el protocolo de investigación sobre infertilidad y, aunque todavía existe controversia respecto de los beneficios para la paciente, es de gran utilidad para evaluar tres factores clínicos: permeabilidad y salud tubaria, endometriosis y adherencias pélvicas.

Señalan que se pueden realizar procedimientos diagnósticos y terapéuticos al mismo tiempo, además de combinaciones con la histeroscopia en la exploración del útero.

En el caso del cáncer cérvico uterino, los doctores Óscar Vidal Gutiérrez, José Gerardo Garza Leal, Carla Flores Acosta y Emilio Treviño Salinas, también del hospital universitario de la UANL, señalan que el procedimiento laparoscópico para extraer la matriz se puede practicar cuando se trata de un tumor no mayor a siete milímetros o si es una lesión clínica visible con un tamaño menor de 4 centímetros.

Todas las posibilidades diagnósticas y terapéuticas están contenidas en el libro, que se distribuirá en 22 países de Iberoamérica. Se presentará hoy a las 19 horas en el auditorio Susan Lowell, del Centro de Cáncer del Hospital ABC Observatorio.