Jueves 16 de junio de 2011, p. 7
Washington, 15 de junio. Tres altos funcionarios del gobierno de Barack Obama fueron señalados como los arquitectos y supevisores
de la operación Rápido y furioso, que permitió el trasiego ilegal de armas a México para rastrear su uso por grupos criminales.
El director de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), Kenneth Melson, fue identificado por el presidente del Comité de Supervisión, Darrell Issa, como el alto funcionario que recibía informes semanales del curso de la operación.
Un correo electrónico obtenido por el comité muestra que el subdirector de la ATF, Billy Hoover, estaba ávidamente interesado en las actualizaciones del caso
.
Issa reveló que el director adjunto de Operaciones, William McMahon, estaba tan emocionado
que recibió un informe especial sobre el programa en Phoenix, Arizona. Dejó en claro que ATF era supervisada en altos niveles
del Departamento de Justicia, al que ha acusado de entorpecer la indagatoria.
Esta investigación no tiene que ver con la política
, dijo en las audiencias el senador Charles Grassley. Es sobre los agentes de ATF que no pudieron cumplir con su deber y los familiares de las víctimas
.
En total, la operación permitió el trasiego ilegal a México de más de 2 mil rifles de asalto y 50 rifles estilo francotirador, además de miles de municiones. El reporte, elaborado para la audiencia legislativa, incluye los testimonios de los agentes de la ATF John Dodson, Olindo James Casa, Lawrence Alt y Peter Forceilli.
Uno de ellos reveló que el supervisor de la ATF para la operación estaba jovial, si no es que eufórico
, cuando las armas que se permitieron pasar a México aparecieron en escenas de crímenes.
Otro de los agentes predijo que alguien moriría
a raíz de esas armas y que el atentado contra la legisladora Gabrielle Giffords creó un estado de pánico
dentro de la ATF, ante la posibilidad de que una de las armas de Rápido y furioso hubiera sido utilizada en ese hecho.