espués de un periodo prelectoral muy agitado, se celebraron en Turquía las elecciones. El islamista moderado Recep Tayyip Erdogan triunfa arrolladoramente y gana el cargo de primer ministro por mayoría absoluta. El pueblo turco considera a Erdogan el triunfador que ha logrado convertir a una modesta república surgida de las cenizas que dejó su violenta historia, el imperio otomano.
Erdogan, líder del Partido de Justicia y Desarrollo (AKP), de tendencias islamistas moderadas, obtuvo 50 por ciento de los votos y la mayoría absoluta también en la cámara de diputados. De cualquier manera, no llegó a los dos tercios que exige la constitución actual para poder cambiar el documento fundamental del país, sin necesidad de pactar con alguna otra fuerza política, y dar al sistema turco un carácter más presidencialista.
Erdogan ha convertido a Turquía en una democracia ejemplar, en la que se han aliado el islamismo y la democracia, para lograr un gobierno positivo desde que llegó a él en 2002, ciertamente con sólo 34 por ciento de los votos. Casualmente es una cifra de votación muy semejante a la que obtuvo Salvador Allende para la Unidad Popular en Chile, en 1970. Se dice que los jóvenes turcos se han sumado al partido de Erdogan en vista de este ambiente constructivo que ha conseguido el AKP en estos últimos años.
Hace poco más de una década, Turquía estaba enemistada con sus vecinos, que no son pocos; tiene actualmente 62 millones de habitantes, la inmensa mayoría turca, y una pequeña minoria de kurdos. La mayoría de la población es urbana, 61 por ciento, y su capital tiene casi seis millones de habitantes. El PIB per cápita es de poco más de 5 mil dólares estadunidenses, según la Rand Mac Nally. Exporta acero, productos químicos y frutas, así como vegetales, tabaco y productos cárnicos. Compran sus exportaciones Alemania, Italia y Estados Unidos. De la misma manera compra petróleo, maquinaria y equipo de transporte, y su punto más alto es el famoso monte Ararat.
Otros grupos dominantes que han emigrado de Europa central hacia Turquía son los griegos. Ha sufrido guerras internas entre musulmanes y cristianos, en los siglos XI y XII, principalmente durante las Cruzadas. En el siglo XIII los otomanos turcos construyeron lo que fue un vasto imperio que duró seis siglos. Mustafá Kemal fundó la república de Turquía en 1923, después del colapso del imperio otomano. En las décadas de 1960 y 70, grupos radicales integrados por griegos, principalmente, cometieron una serie de actos teroristas; se produjeron actos violentos motivados por las diferencias sobre Chipre que tenían con los griegos.
Generales turcos asumieron entonces el poder y restauraron la paz en todo el país, desde 1980, hasta que en 1993 eligieron por votación a la primera mujer primera ministra, parece que en todo el mundo; es así como llega al poder Tayyip Erdogan en estas últimas elecciones que estamos comentando, en una atmósfera política de insurrección de los kurdos, así como de los fundamentalistas musulmanes, que se han constituido en un desafío a los militares turcos. En todo caso las elecciones que se celebraron en el pasado 12 de este mes, si bien es cierto que quedan muchos problemas por resolver, éstos habrán de terminarse o de darles un curso, también democrático, como es el caso de la nueva constitución que todos los ciudadanos y los partidos políticos quieren que se haga, y esto sucederá mediante un pacto sin violencias, que conducirá a la renovación actualizadora del documento fundamental de este país.
Recep Tayyip Erdogan se convirtió el día 12 en el segundo primer ministro turco en revalidar en las urnas un tercer mandato consecutivo, dice el diario El País (13/6/11) en un reportaje de Juan Carlos Sanz. Los militares turcos se han ido alejando de las esferas del mando político, pues se llevan en buenos términos con los islamistas moderados del AKP, que se han acercado a los demás países de Europa, mediante las reformas necesarias para que esto sea posible.
En política interior, Erdogan ha manifestado su interés por realizar un acercamiento con 330 diputados de los 550 escaños en total del congreso, para lograr hacer las reformas pertinentes a la constitución por la vía parlamentaria. De esta manera se podrá constituir en una nueva potencia democrática que le permita este acercamiento a Europa, tan necesario en la actualidad.
En The New York Times, Sebnem Arsu, el día de las elecciones, afirmó en un artículo que el retorno del partido que va a favor de la justicia pro islámica y del desarrollo, que es el partido conocido como AKP, se consolida con este tercer triunfo en las urnas, desde que ganó la mayoría parlamentaria en 2002, y celebra que esta vez haya obtenido al número de votos necesario para estar en condiciones de negociar las modificacioes constitucionales que se requieren para tener un sistema gubernamental con el poder político que le corresponde, desplazando de esta manera el poder público hacia los civiles, previendo un consenso en el gobierno, con la oposición.
Recuerda el articulista que la constitución actual fue elaborada después de un golpe de Estado en 1980 y considera que está muy generalizada la idea en Turquía misma de que protege demasiado al Estado, por encima de los derechos individuales que le corresponden al ciudadano, perpectiva muy estadunidense, que expresa la satisfacción con el resultado de estas elecciones en Turquía, lo cual sin duda se traducirá en un mayor apoyo de gobierno del presidente Barack Obama, para Tayyip Erdogan, en el contexto europeo. En otros artículos del Times, se apuesta por un mayor entendimiento con el actual régimen en Turquía. Habrá que seguir de cerca los primeros pasos de este primer ministro para saber qué rumbo seguirá, en esta región del mundo tan violenta y compleja. La importante participación de la juventud en estas elecciones es lo más prometedor de todo. En Le Monde se visualiza incluso la posibilidad de que Erdogan se convierta en el líder de la región.