A más de 70 por ciento de los municipios del país les faltan bases técnicas científicas para hacer un mejor uso de sus territorios de acuerdo con la vocación de éstos, señaló Eduardo Peters, director general de investigación de ordenamiento ecológico y conservación de ecosistemas del Instituto Nacional de Ecología (INE), quien informó que a principios del próximo año México contará con un ordenamiento ecológico general del territorio.

Entrevistado al concluir la presentación de cinco libros que abordan estos temas y que fueron editados en conjunto con la UNAM, Peters detalló que dicho ordenamiento en este momento está en consulta pública, y destacó que contar con un instrumento de esa naturaleza es un paso importante, pues es la primera vez que se hace ese esfuerzo a escala nacional.

Peters indicó que el ordenamiento general ayudará mucho en la prevención del riesgo, en el mejor diseño de políticas públicas, en identificar con mayor certeza hacia dónde se deben dirigir los recursos” y determinar qué actividades puedes fomentar en un sitio según su aptitud. Agregó que también servirá para que todas las instancias del gobierno federal actúen de manera armónica en un territorio, que sus políticas no se contradigan, por ejemplo, si la Semarnat dice conserva acá, que Agricultura no fomente otra cosa.

Señaló que el reto vendrá después, porque hay que aterrizarlo a nivel municipal y aunque manifestó que hay diversos municipios que lo hacen muy bien en éste ámbito, son los menos.

A nivel municipal hay una carencia muy fuerte, más de 70 por ciento no ha hecho este ejercicio de planear con esta visión. La Constitución de México les da facultad del uso del suelo. Ellos pueden decidir sobre sus tierras, y eso está muy bien, siempre y cuando se haga bien... pero les faltan bases técnicas-científicas para hacer el mejor uso de sus territorios. El próximo año va a quedar ordenado ecológicamente todo el terrirotrio, pero es a nivel general; lo va a dar a conocer la Semarnat y el INE.

Subrayó que los ordenamientos son herramientas útiles para hacer un uso eficiente del terreno en función de su aptitud; para lo que sirve mejor el suelo, en lo que se puede sacar más provecho.

Detalló que existen tierras aptar para la agricultura, otras para la conservación, para el ecoturismo; otras son de recarga de acuíferos, para captura de bióxido de carbono, y otras en las que se pueden instalar industrias o hacer carreteras y para los asentamientos humanos, pero advirtió que si no se tiene el conocimiento técnico científico para dilucidar esas vocaciones, se pueden cometer errores, por ejemplo, establecer casas dónde hay riesgos de inundación.