El gobernador de Tamaulipas lamenta la ausencia de resultados de las autoridades federales
Aparentes errores de logística y la falta de respuesta inmediata tras el atentado siguen siendo un enigma para los priístas del estado y deudos
PGR sólo ha interrogado a unas 10 personas
Martes 28 de junio de 2011, p. 36
Ciudad Victoria, Tamps., 27 de junio. Un año después de la ejecución de Rodolfo Torre Cantú y cuatro miembros de su comitiva, nadie sabe nada. Su hermano Egidio –quien lo relevó y fue electo gobernador de Tamaulipas– ha tocado tres veces el tema: en la primera dijo que la paciencia tiene un límite; en la segunda, que demandaría celeridad a las autoridades federales, y la tercera, este lunes, lamentó la falta de resultados.
El 28 de junio de 2010, cuando faltaban seis días para la elección, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la gubernatura fue acribillado de 25 balazos en el kilómetro 6.5 de la carretera Ciudad Victoria-Soto La Marina, cuando iba en un vehículo sin blindaje hacia el aeropuerto Pedro José Méndez, de donde volaría para cerrar campaña en las ciudades fronterizas de Valle Hermoso y Matamoros.
Fueron tan rápidos que no pudimos reaccionar ni supimos cómo sucedió. Intentamos cubrir al candidato, pero cuando bajamos de la camioneta él estaba muerto y nosotros tirados porque los atacantes nos dieron en las piernas y las manos
, recuerda uno de los sobrevivientes.
Además del diputado local priísta Enrique Blackmore Smer, murieron en el ataque los escoltas Luis Gerardo Subiate y Rubén López Zúñiga, así como el chofer Francisco David López Catache, cuyos familiares reciben una pensión vitalicia fijada por el Congreso del estado.
Los guardaespaldas que sobrevivieron son Aurelio Balleza Díaz, quien sigue sin recuperarse, y Dante Quiroz Aguilar, quien se convirtió a la vida religiosa. El cuñado del candidato, Enrique de la Garza, fue sometido a varias operaciones en Estados Unidos, de donde volvió hace poco, y el secretario particular, Alejandro Martínez Villarreal, radica en Brownsville, Texas, donde un amigo recién vio que a duras penas puede caminar y tiene casi 15 kilos menos
.
Hoy, los priístas siguen sin saber por qué tras el tiroteo ningún helicóptero sobrevoló el área ni hubo patrullajes de elementos federales, estatales o municipales. Quienes integraban la comitiva aún se preguntan por qué al momento del atentado el equipo de prensa no había salido de Ciudad Victoria, cuando debió ir a Matamoros de avanzada, según la agenda de campaña.
El senador Ramiro Hernández, delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI; el presidente y la secretaria estatales de ese partido, Ricardo Gamundi Rosas y Guadalupe Flores Valdez, además del diputado federal Ergardo Melhen Salinas, declinaron la invitación para viajar con el candidato, y desayunaron juntos con el plan de volar horas después en un avión distinto.
Era lunes de honores. El entonces gobernador Eugenio Hernández Flores encabezó el acto cívico que concluyó a las 9:30 horas. No dio entrevistas y se dirigió al palacio de gobierno, donde recibió el aviso. Después de la llamada telefónica salió de inmediato a la casa del candidato para notificar a la esposa, después a su hermano Egidio, y al padre de éste. Luego regresó a la sede oficial y se encerró en su oficina.
La Procuraduría General de la República (PGR) atrajo las investigaciones y en un año citó a declarar a unas 10 personas. Me preguntaron si conocía gente del municipio de Llera a la que militares encontraron unas armas que supuestamente fueron usadas en la emboscada
, reveló una de ellas.
La ex secretaria general del PRI, Guadalupe Flores, y el ahora dirigente estatal, Lucino Cervantes Durán, rememoran: “Sabíamos que había problemas, asaltos en carreteras, la ejecución del candidato panista a la alcaldía de Valle Hermoso, muertos en el cierre de campaña de San Fernando tres días antes, pero nunca imaginamos que fueran a tumbar a Rodolfo”.