Los nueve reclamantes reciben el respaldo jurídico del Colectivo de Abogados Zapatistas
Nos conocimos en el penal, ninguno era integrante del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra
Miércoles 29 de junio de 2011, p. 16
Nueve de los excarcelados del penal Molino de Flores, Texcoco –quienes sin ser integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco fueron acusados de secuestro equiparado y condenados a más de 30 años de prisión–, interpusieron un reclamo de pago de daños físicos y morales al gobierno del estado de México, la Procuraduría General de Justicia local, la Agencia de Seguridad Estatal y el Tribunal Superior de Justicia de esa entidad.
Con el respaldo del Colectivo de Abogados Zapatistas, Inés Rodolfo Cuéllar Rivera, Narciso Arellano Hernández, Alejandro Pilón Zacate, Óscar Hernández Pacheco, Juan Carlos Estrada Cruces, Román Adán y Jorge Alberto Ordóñez Romero, Julio César Espinosa Ramos y Édgar Eduardo Morales Reyes demandaron un pago de 8 millones de pesos para cada uno, luego de estar encarcelados poco más de tres años y salir libres tras la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de otorgar un amparo a todos los presos del frente.
El 24 de junio los originarios de diversos pueblos de Texcoco y San Salvador Atenco interpusieron los requerimientos fundamentados en la recomendación que el 26 de enero de 2006 emitió la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Fuimos tratados con barbarie; encarcelados injustamente, y nuestras familias fueron sometidas a revisiones denigrantes para poder visitarnos en el penal
.
En conferencia de prensa, cinco de los nueve demandantes explicaron que fueron detenidos durante los enfrentamientos de los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra con la policía del estado de México y municipal el 3 de mayo de 2006, cuando los atenquenses se solidarizaron con un grupo de floricultores a quienes se les impidió vender su mercancía.
Inés Rodolfo Cuéllar, comerciante, narró que fue detenido cuando los uniformados entraron al domicilio de Manuel González, en San Salvador Atenco. Narciso Arellano, albañil, comentó que regresaba de su trabajo al momento de ser aprehendido.
Cada uno recordó que durante su detención fue golpeado y hasta amenazado de muerte. Nos conocimos en el penal; ninguno era integrante del frente. No podemos quedar callados, pues perdimos nuestros trabajos y ahora nos ven con recelo porque estuvimos encarcelados, aunque nunca se comprobó ningún delito
, mencionaron.