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Interpol lanzó poderosos riffs y loops a unos 15 mil seguidores en el Palacio de los Deportes

Es un placer estar de nuevo con ustedes; son los mejores fanes del mundo: Paul Banks
Foto
Daniel Kessler y Paul Banks, en plena acciónFoto Fernando Aceves
 
Periódico La Jornada
Jueves 30 de junio de 2011, p. 8

No vino por el Chapo Guzmán o por algún líder de los Zetas o de La Familia michoacana; tampoco por un ladrón de cuello blanco que hubiese transgredido nuestras fronteras. Interpol llegó al Palacio de los Deportes, donde unos 15 mil jóvenes reunidos en ese recinto, fueron atrapados y acribillados con sus armas: una batería, unos sintetizadores, un bajo y dos guitarras.

Hablamos del concierto que la banda neoyorquina pospunk ofreció anoche en el inmueble de Churubusco, donde los riffs de las cuerdas de Daniel Kessler y de Paul Banks, el bajo de Brad Truax, los incesantes golpes de baquetas de Sam Fogarino y los loops de los sinte de Brandon Curtis fueron más poderosos que los disparos de un fusil AK-47.

Promueven disco

“Es un placer estar de nuevo con ustedes. Son los mejores fanes (sic) del mundo”, dijo en español el cantante Paul Banks, quien con su voz característica y medio cavernosa conquistó a los reunidos en el domo de cobre, donde presentaron su reciente producción de nombre homónimo a la banda, que hace apenas unos meses se había presentado en México, en el festival Corona Capital.

Pero a sus seguidores mexicanos no les importó, menos a Interpol, que ofreció 20 rolas que su público no dejó de corear. Success, Say Hello to Angels, Narc, Hands away y Barricade comenzaron la acometida policial hacia los fans, que decidieron entregarse plenos al grupo –artífice de un espectáculo de rock fino– y viceversa. Banks no dejababa de agradecer en castellano luego de cada rola.

Rest my Chemistry y The New causaron una euforia y una conexión colectiva entre artista y escucha: los rostros de la gente con los ojos cerrados, levitando con los acordes suaves e interminables y la peculiar voz de Banks.

Lights, de su reciente placa, continuó con ese sonido guitarrero de loops crónicos, aunque gran sorpresa causó Leif Erikson, track que emanó sentimiento profundo. Summer Well, NYC, The Heinrich Maneuver, así como Memory serves, rolotas que prosiguieron con los disparos sonoros, aunque no más que la prendida Slow Hands, que detonó unión inconsciente de voces, en la muchedumbre.

Agradecen a teloneros

Se despidieron, pero cinco minutos después regresaron al entarimado y en voz del cantante se escuchó: Gracias a Rey Pila y a nuestros amigos School of Seven Bells (bandas teloneras), dijo, para continuar con Take on a Cruise, Evil y Not Even Jail.

El cuarteto bajó una vez más del escenario, pero esta vez el vocalista tomó una bandera tricolor y se cubrió la espalda con ella, acto que agradeció el público con un enorme grito. Vino otro encore: dos rolas más: The Specialist y Obstacle 1, y el último comentario: Estoy todo sudado. Fue un honor, hasta la próxima. Fueron 100 minutos de concierto: 20 canciones de una de las bandas actuales más sobresalientes.