n una zona que era de carácter preponderantemente fabril, separada de la colonia Polanco por la avenida Ejército Nacional, ahora se gesta un desarrollo departamental y comercial de enormes proporciones. El otrora tranquilo barrio se puebla de altas torres de departamentos, malls con cines, grandes tiendas, oficinas, supermercados, restaurantes y comercios de todo género. Entre ellos destaca el conjunto llamado Plaza Carso, que en una de sus orillas luce el nuevo Museo Soumaya.
El edificio que lo aloja es impactante: de 47 metros de altura, tiene una fachada compuesta por 16 mil hexágonos de brillante metal. Su forma, un inmenso cubo que se desdobla en formas ondulantes, propicia el reflejo de destellos que semejan plata. La bella y original estructura merecería estar en un espacio abierto para poderla apreciar desde distintos ángulos. Desafortunadamente se encuentra prácticamente aplastada por los edificios de la Plaza Carso, que tienen mayor altura. Esto se va a agravar cuando se concluya la construcción, casi pegada al Soumaya, que va a albergar la nueva sede de la Fundación/Colección Jumex. Aquí se va a mostrar una de las colecciones de arte contemporáneo más importantes del mundo, propiedad del mexicano Eugenio López; también se va a edificar un teatro.
En un área de exhibición de seis mil 500 metros, distribuidos en seis pisos, se exponen alrededor de seis mil 200 obras de arte de la Fundación Carlos Slim. Esta cantidad es el 10 por ciento del total de la colección, que comprende 66 mil piezas de arte. Las salas de exhibición se comunican mediante rampas, elevadores y escaleras, cada nivel posee una experiencia estética diferente. El recorrido comienza en el piso seis y se va descendiendo por las amplias rampas. Este espacio tiene un techo poco agraciado con unas vigas que parecen cimbra de construcción. Aquí se muestran las esculturas. El quinto nivel del recinto está dedicado al siglo XX y busca el diálogo entre el arte europeo y mexicano. Muestra obras de Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y el Dr. Atl, así como de Joan Miró, Salvador Dalí y Pablo Picasso.
En el cuarto piso el tema es el paisaje, con obras de artistas viajeros y con un recorrido por el México independiente, a partir de piezas como relicarios, objetos de devoción, retratos, modas y artes aplicadas. La tercera planta exhibe antiguos maestros europeos y novohispanos, y la segunda, piezas de cerámica, concha y piedra de arte mesoamericano. El primer piso presume la colección de medallas, monedas y billetes del virreinato más grande, incluso, que la del Banco de México.
El edificio tiene estructura de acero y está equipado con tecnología de vanguardia que permitirá la conservación de las piezas. De formas orgánicas en el interior, el inmueble posee siete capas para confinar el espacio y generar las condiciones de humedad y temperatura controladas que protegerán las obras. Lo diseñó el arquitecto Fernando Romero, yerno de Carlos Slim, con una inversión de más de 800 millones de dólares.
En el vestíbulo de acceso se muestran El Pensador, del escultor francés Auguste Rodin, una de las pocas fundiciones en bronce de la pieza del troyano Laocoonte y un gran mural de Rufino Tamayo. Hay un área para talleres, tienda, restaurante y un auditorio para 350 personas.
Después de la visita vaya a conocer la Plaza Carso, bastante fría y desangelada, tiene entre sus cines y múltiples comercios al restaurante Carolo, que desde su terraza tiene una vista impresionante del Museo Soumaya, sin exagerar, casi lo toca con la mano. Tiene buena carta, en la que destacan los aceites puros de origen, las pastas, pizzas, verduras frescas, carnes, panqués, helados caseros y gran variedad de suculentos panes, que puede adquirir para llevar a casa. Es interesante saber que este producto lo elaboran personas con discapacidades diferentes. La plaza se encuentra sobre Miguel de Cervantes Saavedra 303.