La persistencia de la memoria, la amenaza constante del olvido, el laberinto del recuerdo y la desesperación figuran como elementos de la novela Verde Shanghai, en la cual transita el pasado de Marina Espinosa hacia el presente.

En Verde Shanghai, Cristina Rivera Garza narra la vida de Marina, una mujer de clase media, casada con un marido que por una circunstancia fortuita atraviesa una pequeña grieta en el tiempo y puede avanzar y deslizarse del pasado hacia el presente y también al futuro, en una ciudad de México marcada por la inmigración y la convulsión política.

Viaje introspectivo

El libro es una especie de invocación que permite conocer múltiples formas de la memoria. El reto es que la memoria siempre se aleja, nos da la espalda y produce angustia la manera en cómo nos apropiamos de las memorias de los otros, la forma en cómo recontamos nuestras historias y luego convertimos a la memoria en una ficción, afirma Rivera Garza.

“Verde Shanghai es un llamado, una invocación para traer al pasado no para ir nosotros hacia él, como es el caso de la novela histórica”. En este libro están los caminos para que transite el pasado hacia el presente a través del viaje interior de la protagonista.

Marina huye de algo interno, experimenta una especie de fractura espiritual o mental, de la cual trata de escapar y a lo largo de la historia explora esa parte preponderante de nuestro ser: el olvido.

“Milorad Pavic decía: ‘el pasado siempre está a punto de ocurrir’, esa frase me ha rondado mucho, porque la memoria no es fácil, quisiéramos recordar muchas cosas y no todo lo que queremos recordar llega. A veces uno es más lo que no fue que lo que fue”, expresa.

En el vaivén de las cosas olvidadas y en el ir y venir aún más tumultuoso de las cosas recordadas, la historia de Marina sería anodina e incomprensible sin su doble, Xian, un personaje que la autora creó en otro libro tiempo atrás.

Al respecto, Rivera Garza señala: Xian es una mujer con la que Marina establece una relación tanto de repulsión como de atracción muy fuerte. Es el juego de dobles, tradición recurrida e importante en la literatura. La situación de Xian no es imaginada, es más real que el personaje que lo convoca, es parte de un libro que existió.

La narradora considera que los personajes de ficción también son históricos, porque cambian con el tiempo, algunos incluso mueren, pero los lectores de las historias dan vida a esos personajes.

En Verde Shanghai, manifiesta la autora en entrevista, existe una vocación intimista, una inmersión hacia dentro y hacia fuera, a la historia de una ciudad, porque está presente la inmigración china en México con el pasado que se atribuye a Marina.

Para mí, el reto de este lenguaje muy intimista y autorreflexivo fue mostrar cómo una ciudad se ha transformado de múltiples maneras. Inicialmente con el fenómeno de la inmigración, después con las críticas radicales al sistema en el México de finales del siglo XX. Están estos dos momentos históricos, no sólo memoriosos en la novela.

En la trama hay cierto énfasis en la individualidad, la comunicación de los personajes y el tema de la soledad. La autora sostiene que la conexión más profunda del amor, al mismo tiempo es la más horrorosa, porque los personajes están juntos en momentos de plena felicidad y también de horror.

Con el deseo de que los lectores se apropien de Verde Shanghai, Tusquets Editores y Cristina Rivera Garza lanzaron una convocatoria en Facebook para realizar la rescritura de algunos fragmentos de esta novela.

Se trata de un taller virtual en la página de Facebook de Verde Shanghai, donde los participantes podrán re-inventar la historia. Los ganadores recibirán un libro autografiado, una playera y una taza promocional de la novela de Rivera Garza.